Los siete pecados capitales de...
Alberto Olmos: «Soy un tipo muy peligroso»
El escritor y columnista, ganador de premios como el David Gistau, publica nuevo libro, 'Tardes tontas con la chica que te gusta'
Alberto Olmos: «En los 'best seller' hay más profesionalidad que en los libros literarios»

El escritor y columnista Alberto Olmos, ganador de, entre otros, el premio David Gistau o el Julio Camba, publica estos días su nuevo libro 'Tardes tontas con la chica que te gusta' (Círculo de Tiza). Aprovechamos para hablar con él sobre todo y sobre ... nada. Y de pecados capitales:
—Le perdono un pecado.
—Pensaba decir que no me identifico con ninguno porque, cada vez que he pensado que era lujurioso o vanidoso, he visto a los demás y me he dicho «pero si soy un santo».
—Todo virtud.
—En este mundo de autores famosos, la soberbia es tan grande que yo no puedo competir con eso. Sin embargo, le he preguntado a Grok y he encontrado mi pecado.
—Sorpréndame.
—La ira, como Brad Pitt al final de 'Seven'. Según Grok, la ira es nosequé, nosequé y deseo de venganza. Me identifica perfectamente.
—¿Por el deseo de venganza?
—Sí. Tengo hasta una anécdota para ti. En la peli 'Eyes Wide shut', el papel que hace Sydney Pollack era de Harvey Keitel, y estaba todo rodado y se tuvo que volver a hacer. Porque cuando le hizo pasar por una puerta por vez 68 dijo «a tomar por culo» y se largó. Y explicaba en una entrevista: yo soy de Brooklyn, y a mí nadie me falta al respeto.
—¿Es cuestión de respeto?
—Yo no soy de Brooklyn, pero hace seis o siete años tomé la determinación de que no iba a dejar que nadie me faltara al respeto. Porque tengo la sensación de que, por mi talante pasivo y tranquilito, la gente se columpia bastante.
—Y dijo: a tomar por culo. Como Harvey Keitel.
—Exacto. Y esta ira es muy radical: amigos, familia, compañeros de trabajo… cualquier cosa me parece irrelevante si siento que me faltan el respeto. Yo he roto relaciones con más de una docena de personas en los últimos años.
—Así que es vengativo.
—Es una decisión muy antinatura y contraria a mi forma de ser. Porque yo tengo un trauma familiar potente por el que siempre he estado, como diría un psicólogo barato, rehuyendo el conflicto. Y en un momento dado hice el ejercicio realmente épico de decir «se acabó. Si alguien me falta al respeto, voy a por él».
—Con todo.
—A mí un tío me insulta en twitter y yo escribo un artículo contra él. Esa gentuza se cree que esto es espadachineo: «te critico», «tú me criticas», «jajaja». No. Yo me estoy jugando la vida en esto, estoy poniendo muchísimo más de lo que se puedan creer. Yo voy con todo. Mis artículos, aunque sustituyen a la agresión física, no la invalidan. Quiero decir, que yo hay gente que, si me la hubiese cruzado después de una de esas, le hubiese partido la cara. Yo soy un tío muy peligroso.
—Sabe que este va a ser el titular.
—Soy un peligro y tengo mis referentes. Primera temporada de 'Big Little Lies'. Hay un personaje que cuenta cómo toda su vida ha sido el que han acosado en el colegio, al que han jodido y humillado, y piensa que, algún día, toda esa agresividad que han volcado en él, la va a devolver. Se va a vengar y va a ser muy peligroso. Y pensé: ese soy yo. A veces fantaseo con que entra un criminal peligroso y yo os salvaré porque tengo toda esa energía acumulada y necesito vengarme del mundo. Por eso cuando Grok me dijo lo que era la ira pensé: me ha clavado.
—Es usted un peligro.
—Es que el resto son ridículos. Pereza es una mariconada, la gula es ridícula. Avaricia… complicado, porque todos la implicarían, ¿no? La lujuria es avaricia de follar, gula es de comer, pereza de no hacer nada… Pero la ira está chula.
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