CINCO MINUTOS DE GLORIA
Arrancar 2021 entre Pla y Berlanga
Nos ha sobrado sal gorda en las heridas, que escuece más que sana, que molesta y no reconforta
Si he de arrancar 2021 con una frase de cabecera, vaya esta de Josep Pla en el frontispicio: «Es más difícil describir que opinar. Infinitamente más. Por eso casi todo el mundo opina, pero casi nadie describe» . También aspiro a que una inmensa ... parte de la humanidad (se) aplique esta sentencia cual mandamiento. Y me temo que pido mucho. Sí, hay un exceso de opinión en nuestras vidas y otra buena dosis, también excesiva, de querer llevar la razón en todo. En el año que se nos ha ido, y al que hemos dicho adiós con más ganas que ningún otro en la Historia reciente, el cruce de bofetadas para todo y por todo ha estado a la orden del día. Bronca, bronca y más bronca. Bofetada va y viene, pero no como en aquellas películas del cine mudo en las que la escena siempre acababa con una pirueta en el aire, y al suelo de culo con carcajadas de fondo. Buster Keaton las bordaba. El Gordo y el Flaco se lanzaban tartazos, no tortazos.
Por mucho meme que haya circulado en las redes sociales haciendo de tripas corazón en los peores días de nuestras vidas y aunque los españoles hayamos alardeado de lo simpáticos que somos, nos ha faltado la risa inteligente . Aquella que de la negrura tan hispana, y tan costumbrista, hizo milagros Berlanga. Nos ha sobrado sal gorda en las heridas, que escuece más que sana, que chilla, que chirría, que molesta y no reconforta. Por cierto, en el año recién inaugurado no invoquen el nombre de Berlanga ni su obra en vano, por mucho que se celebre su centenario. Para hablar de Berlanga lávense la boca primero, porque son palabras mayores, y no lo fusilen en celebraciones con un batallón de tópicos en primera línea de fuego. Una recomendación: pónganse como deberes en cada uno de los doce meses del calendario ver una a una sus películas.
Posdata: si quieren música desestresante de fondo, pinchen cualquiera de los hit del pop español que firmó otro Berlanga, su hijo Carlos, el mismo que compuso A quién le importa , un himno que ya lo mismo vale para un roto que para un descosido.
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