CRÍTICA DE:
'Topologías intempestivas', de Ángel Marcos en el DA2: otro relato es posible
SALAMANCA
Se adentra el DA2 de Salamanca en la particular manera de entender la imagen de este creador vallisoletano renovador de la idea de paisaje
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En realidad todos los relatos son posibles, eso es el arte, y hay tantos relatos como humanos. Houellebecq opina que la gran aportación de Occidente es la necesidad de certeza racional, pero Deleuze y Guattari ya aceptaron el hecho de que Occidente ... está cansado del árbol (de la taxonomía, no de la planta; aunque vete a saber.
Los humanos, asevera Gombrich, preferimos las formas simples a las enrevesadas): el racionalismo (y el materialismo) no proporcionan felicidad alguna ni revelan nada y es posible que no cuenten nada; la inmersión en el rizoma global, por ejemplo, el magma informe de la red (internet, no la eléctrica…), discurre paralela al auge de las corrientes políticas irracionalistas, lo cual, llegados a un punto crítico de fermentación ideológica, casi es higiénico.
Es en este contexto en el que aparece la obra fotográfica de Ángel Marcos, balsámica y estimulante por una sencilla razón: este fotógrafo, que ha recorrido todo el planeta y expone en esta retrospectiva imágenes de Nueva York, Las Vegas, Shanghái, Cuba, Medina del Campo, Salamanca, Madrid y Barcelona, mira el mundo a su –muy humana– manera. El relato común, los consensos, siempre decepcionantes (y casi siempre forzados, interesados y sospechosos), se disuelven por un momento; hay otras posibilidades, hay otros relatos. Hay otra humanidad (y seguramente otro humanismo).
Un buel trabajo comisarial
'Topologías intempestivas' reúne algunas de las series en perenne proceso más celebradas de Ángel Marcos (Medina del Campo, 1955), como los 'Paisajes de resistencia', las 'Arquitecturas para sobrevivir' o 'Alrededor del sueño'. El montaje, que abarca tres salas e incluye varias instalaciones y un vídeo, tiene algo de viaje iniciático: se alternan las escenas insólitas captadas en suburbios de Norteamérica, España o China con trabajos más intimistas y enigmáticos, como los bosques con rastros de sucesos misteriosos –ciertamente embrujados– o las fotografías de calaveras.
En ese sentido, es este un gran trabajo de comisariado de Fernando Castro –cuyo texto particularmente vitriólico, 'La esperanza (a pesar de todo) y los sueños (demoledores)', se sitúa también más allá de cualquier consenso–, que ha insistido en exponer piezas esenciales que forman parte de colecciones como la del MNCARS, el IVAM, el FNAC de París, el MUSAC o Artium, por lo que muchas se han reeditado y deberán ser destruidas al término de la muestra.
Hay –en mi opinión– dos claves que permiten acceder hasta cierto punto al personal mirar de Ángel Marcos: su infancia en Medina, uno de los enclaves más prósperos de la Tierra de Campos que, consecuentemente, posee sus zonas de sombra (por ejemplo, las infraviviendas que rodean el Castillo de La Mota, que protagonizan la última y extraordinaria instalación), y un gusto por la materia que no sólo explica esa llamativa renuncia a fotografiar lo moderno y sintético –y una innegable atracción por la ruina que nada tiene de romántica–, sino sobre todo la peculiar textura, densa y saturada, muy pictórica, matérica en suma, de sus fotografías.



Así, la pieza que nos recibe, 'Arquitecturas para sobrevivir 1' (2022), es un apilamiento –una recreación de un amasijo de favelas– de cajas de luz, recurso este muy propio de Marcos, al igual que las fotografías sobre soportes traslúcidos suspendidos (de nuevo, una voluntad de corporeizar la imagen), hechas de simple cartón y que representan infraviviendas de múltiples lugares del mundo.
Más adelante se repiten (hay mucho de 'mise en abyme' en el espléndido montaje-relato de Marcos y Castro) estas imágenes de barrios de chabolas y cabañas. Pero además de los materiales inverosímiles, ¿quién las protagoniza? Perros y niños. Marcos, diríamos, no habla exactamente de 'La ciudad de la alegría', de Lapierre y Collins, pero –solo– ve a aquellos que son más felices ahí que allá.
Siguen las imágenes de bosques encantados, relacionados también con vivencias infantiles, y destaca aquí el breve vídeo en el que aparece un barquito –poco más que un palo provisto de una vela– navegando por una charca (que reaparecerá también más adelante); evocación del viaje a ninguna parte que nos conduce a las series espectaculares dedicadas a La Habana más decadente –y cuajada de propaganda política–, a las afueras de Las Vegas, a un Manhattan visto desde Brooklyn, el Bronx o Jersey y, sobre todo, a un Shanghái explosivo que crece a velocidad de vértigo arrollando literalmente –causando ruina y destrucción masiva– los viejos barrios.

Ángel Marcos
'Topologías intempestivas'. DA2. Salamanca. Avenida de la Aldehuela, s/n. Comisario:Fernando Castro Flórez. Hasta el 21 de septiembre. Cuatro estrellas.
Es probable que nada de lo que veremos aquí exista ya. Puede que esa sea la idea; por eso destaca la enorme vánitas compuesta con fotos de calaveras talladas en edificios de Salamanca.
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