Los siete jugadores con mercado en el Sevilla

Para aliviar el estado financiero del Sevilla, el único recurso extraordinario es la venta de futbolistas con una cotización mayor a lo que el club aún adeuda de pagar a sus clubes de origen. Que por alguna vez en estos últimos años, el Sevilla regrese a esa fórmula de vender cuando le llega una oferta jugosa, buscando un reemplazo mucho más económico, tanto en precio de traspaso como en salario. Por esto mismo, el propio consejo de administración se ha sentado a valorar las opciones de venta que existen en la plantilla y les ha salido un grupo importante, aunque el equipo se quedaría en los huesos. Paso por paso. Operación por operación. Sin prisas en las negociaciones, sin pensar en el 30 de junio, pero conociendo la realidad económica, que dictamina que sin plusvalías no hay salida financiera posible. El Sevilla está obligado a vender y sólo con mano experta será capaz de sacar el mayor beneficio posible.

Si el Sevilla recibió en el mes de enero una gran suma de dinero por cuatro de sus jugadores más cotizados, acercándose -según fuentes del club- a los 80 millones, en verano pulsarán esas mismas opciones, desde Lukebakio, pasando por Badé, hasta los canteranos Juanlu y Carmona. No importa la relevancia que puedan tener en el vestuario. La situación actual provoca que los miramientos y pensar en mejores ofertas dentro de unos años esté completamente desterrado. Hay que vender e, igualmente convencer al jugador de la idoneidad de salir, al mercado que sea.

Porque en el mencionado mercado invernal, Lukebakio desechó 45 millones -cinco más de la cláusula por tratarse de los últimos días- para marcharse a la liga de Arabia saudí, Badé no quiso moverse hacia la Premier para enrolarse en las filas del Aston Villa de Monchi por cerca de 30; Juanlu desechó dos ofertas, una de Turquía, para renovar con el Sevilla; tampoco Carmona hizo las maletas a Rusia. Alguno de esos traspasos, con su correspondiente plusvalía, hubiesen ofrecido oxígeno a los de Nervión, pese al bajón en el plano deportivo. Al final, la segunda vuelta fue tan desastrosa que no se hubiese notado ninguna venta. Visto con perspectiva, error.

Dentro de ese primer grupo, sólo Dodi Lukebakio, por quien más ofrece el mercado, tenía una salida importante en enero. Tendrá otra en verano, pese a que haya vendido de cara a la afición su deseo de permanecer en el Sánchez-Pizjuán. Al igual que al director deportivo se le judicializa cada fichaje de poco rendimiento, debe ponerse en valor que hay otros que el propio club considera como elementos que vender, por lo que su mano ha sido más experta de lo señalado. A los citados, hay que añadir dos hombres que los dirigentes tienen en mente para sacar plusvalías. Posiblemente, más jugosas en un futuro a medio plazo, pero la necesidad aprieta y hay que vender.

Se trata de Rubén Vargas y Lucien Agoumé. El suizo lo firmó el Sevilla en enero y su fútbol, aunque cortado por una grave lesión muscular, ha maravillado a propios y ajenos. Tiene mercado seguro. También el francés Agoumé, capitán de la sub-21 francesa y por el que el Sevilla aún debe pagar cuatro millones más para alcanzar el 90% de su pase. Movimientos que puede realizar el Sevilla, junto a la venta de un Kike Salas cuya situación está en el aire por el tema de las apuestas. Su valoración en el mercado ha crecido, aunque con este espinoso asunto a sus espaldas primero debe resolverlo o marcharse a un mercado distinto, donde no le salpique este espinoso asunto. Por tanto, en el Sevilla esperan un mercado movido. Sin descanso. Con sobresaltos y muchas, pero que muchas ventas.