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Festival de poesía

Cosmopoética: Jean Marie G. Le Clézio «Siempre he sentido desconfianza hacia cualquier poder, político y cultural»

El Nobel, que publica 'El amor en Francia', participó ayer en la segunda jornada de Cosmopoética

Programación Cosmopoética 2023: el nobel Le Clézio y Antonio Muñoz Molina, entre los autores de este año en Córdoba

El Premio Nobel Galo en la sesión de Cosmopoética rafael carmona
Juan Pedro Quiñonero

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Cosmopoética se vistió ayer, en su segunda jornada, de gala para acoger a Jean-Marie Gustave Le Clézio (Niza, 1940), premio Nobel. Antes de su participación en esta cita, atendió a ABC con su último libro bajo el brazo: 'El amor en Francia' (Lumen). El último trabajo de uno de los más grandes escritores franceses de nuestro tiempo quizá sea uno de los más bellos de su obra, el más 'radical' en su defensa de la lengua y el amor como patria última de los desterrados, los indeseables, los inmigrantes, los proscritos…

'El amor en Francia' es también el título de uno de los doce cuentos de 'Avers' (Anverso), el título original del libro, que cuenta doce historias ejemplares de 'indeseables', palestinos, inmigrantes, refugiados, prófugos, en varios continentes, unidos en su condición de hombres y mujeres perseguidos por la desdicha y el rechazo de la 'gente bien' que los condena a vivir en la patria de nadie del destierro.

-Un 50 o 60% de los franceses se pronuncian, hoy, contra la inmigración. Algunos de sus 'indeseables' son inmigrantes de la más modesta condición. Borges decía que un 'gentleman' solo defiende causas perdidas… ¿Se reconoce en esa definición?

-Desgraciadamente, los franceses hace mucho tiempo que no se reconocen ellos mismos en esa definición, muy bella, en la defensa de causas perdidas. Para mí, es un motivo de orgullo y alegría defender causas difíciles, si no perdidas, que me parecen de indispensable defensa.

-En el fondo quizá se comporta usted con una gallardía y nobleza que no siempre tuvo Borges.

-Ni la nobleza ni la gallardía garantizan la buena literatura, que es una tarea difícil, de otra naturaleza.

-¿Cuándo y cómo descubrió el arquetipo del 'indeseable', los 'indeseables' que se suceden en su libro?

-Los cuentos de mi libro fueron escritos en muy distintas épocas de mi vida, y son un reflejo del proceso del descubrimiento de esa realidad. En su origen último, quizá todo comenzó durante mi primera infancia, nacido en un país en guerra, siendo muy niño, cuando yo mismo conocí la experiencia del hambre y la experiencia de la muerte, en una Francia ocupada por los nazis, con una familia perseguida; fui un niño que comenzó a crecer entre esas ruinas físicas y morales.

-Desde hace días, en una pequeña isla italiana, Lampedusa, quedan al descubierto las divisiones de los Estados europeos ante una tragedia inmensa. ¿Tiene confianza en los Gobiernos europeos para intentar afrontar el problema inmenso de la inmigración?

-De entrada, debo decir que yo defiendo la acogida de esos millares de seres humanos, que buscan pan, cobijo, solidaridad. Estoy totalmente en contra del cierre de fronteras. A continuación, siempre he sentido una suerte de desconfianza hacia todos los poderes, políticos y de otra naturaleza, incluso culturales. En Panamá, las víctimas más necesitadas de socorro, son las víctimas de los narcos. En Palestina, los niños palestinos son víctimas de varios conflictos. En el Metro de París, en Lampedusa, niños y mayores son víctimas que nadie desea mirar a los ojos. Los políticos se sirven de esa tragedia para atizar sus odios partidistas. Otros se sirven de ellos como mercancía cultural o de otro tipo. En mi caso, he llegado a sentir una suerte de sentimiento de culpabilidad por no actuar. Mi libro es la historia de esa toma de conciencia, también, a través de la historia que me ha perseguido durante muchos años.

-La condición de sus 'indeseables', sus proscritos, tiene algo de universal… de Palestina al Metro parisino, de Panamá al Océano Índico o África, las tragedias son distintas e idénticas. ¿Es el 'indeseable', el marginal, el proscrito, uno de los arquetipos que definen la identidad del hombre contemporáneo?

-Quizá. Uno de los rostros más dramáticos. Quizá haya otras identidades, claro está.

-Incluso cuando recuerdan la esclavitud o las situaciones más dramáticas, sus personajes hablan con piedad, con ternura, que intentan transmitir a los recién nacidos.

-La transmisión del amor quizá sea herencia de la religión cristiana. Antes y después, griegos y romanos, los hombres sin religión de nuestro tiempo, matan o mueren por muchas razones, pero la transmisión del amor, con el aprendizaje de la lengua, es cosa del cristianismo, que se funda con el amor y el sacrificio por los otros.

-En la cruz, Jesús se ofrece en sacrificio fraterno con el resto de los hombres. En la historia de nuestra civilización, el sacrificio y la muerte de Sócrates encarnan la virtud cívica suprema.

-Somos herederos de esas tradiciones. Los orientales tienen otras tradiciones. El amor solidario es cosa cristiana, incluso si también se cometieron pavorosos horrores en nombre de esa tradición.

-En sus cuentos sus 'indeseables' se expresan en lengua francesa. Y 'El amor en Francia', título de su libro, en español, subraya esa realidad. ¿Son la lengua y la cultura la patria inmaterial de todos los hombres?

-Hay muchas lenguas. Cada una de ellas tiene formas propias para hablar del amor, de la vida. El criollo francés, el criollo español, pueden compartir con el francés y con el español cosas muy profundas, aportando matices propios.

-Usted presenta su libro en Córdoba, en Cosmopoética. Quizá sea un venturoso azar. En Córdoba nació Ibn Hazm, el autor de 'El collar de la paloma', uno de los más grandes tratados del amor escritos en nuestra civilización. Ramón Menéndez Pidal afirma que las relaciones franco-españolas comenzaron con un viaje a Córdoba, en burro, de monjes de la abadía parisina de Saint-Germain-des-Prés abriendo la ruta de los trovadores, que funda la poesía europea, con Dante.

-Siento un respeto inmenso por la España de las tres culturas. Estuve en Córdoba, en su Mezquita. Y descubrí las maravillas de la gran ciencia, la gran literatura, la poesía inmensa que se escribía en la Andalucía medieval, en aquella Córdoba, urbanizada mucho antes que París y las capitales europeas.

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