Las librerías arrasadas por la dana resurgen en la Feria del Libro de Valencia: «Quienes lo saben, paran y nos abrazan»
Los libreros de las zonas afectadas por la riada se reencuentran con su público en el evento mientras luchan por reconstruir sus locales
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Tras perder sus locales por el paso devastador de la dana, cinco librerías de las zonas afectadas han encontrado en la Feria del Libro de Valencia un respiro. La cita literaria se convierte en su salvavidas temporal, ofreciéndoles un espacio de venta y ... visibilidad para mantenerse a flote mientras intentan resurgir del golpe.
Es el caso de la librería Passarella de Picanya, a la que la riada le arrebató 1.600 libros y el espacio que durante años fue su casa. Ahora, mientras trabajan a contrarreloj para reabrir en mayo, han encontrado un refugio en la 60 edición de este evento primaveral.
«Poder estar aquí nos hace sentir acompañados y mimados. No todo el mundo conoce nuestra historia, pero quienes la saben, se detienen y nos abrazan. Se siente el cariño, no solo hacia nosotros, sino hacia todos los que estamos aquí, intentando levantarnos», asegura con emoción la dueña de la librería, Guillermina Spiekermann, a ABC.

De las 135 casetas que han alzado sus persianas en la feria, para cinco de ellas, esta edición será mucho más que una cita con la literatura, será una forma de volver a empezar. Passarella (Picanya), Somnis de Paper (Benetússer), Bufanúvols (Catarroja), La Moixeranga (Paiporta) y Librolandia (Benetússer), son las librerías que la dana arrasó y que ahora, entre estanterías improvisadas y saludos emocionados, recuperan algo más que la rutina, ya que vuelven a sentir el calor de sus clientes habituales, en cada conversación y en cada libro entregado.
Hasta el 4 de mayo, compartirán espacio en los Jardines del Real, gracias a la solidaridad del gremio y a una organización que ha cedido las casetas gratuitamente. Además, les han ubicado en el pasillo central, «y eso supone más público y más ventas», explica la titular de Passarella.
Asimismo, muchos libreros intentan compaginar estos días las obras de sus tiendas con cajas repletas de libros, solicitudes de ayuda y jornadas maratonianas en la feria. «La logística es un caos, estamos entre la obra y la feria. Un desastre, pero necesario. Retomamos también la venta online, como otra forma de seguir», apunta Spiekermann.

En cuanto a las ayudas, han recibido apoyos del Gobierno autonómico, del central, de fundaciones privadas y, sobre todo, del sector: «El gremio ha hecho muchísimo, desde recaudar fondos hasta conseguir espacios como este». Además, los Reyes de España tuvieron el gesto de invitar a Guillermina al almuerzo que ofrecieron el pasado 22 de abril en el Palacio Real de Madrid con motivo de la entrega del Premio Cervantes.
No obstante, este no es el único empujón que van a recibir, ya que tal y como adelanta la dueña de la librería, una escritora «muy conocida» firmará en su tienda cuando reabran. No será una firma cualquiera, ella ha decidido hacerlo sólo en locales que fueron arrasados por el agua. «Nos ha elegido para el 30 de mayo. Así que ese día, sí o sí, tenemos que estar listos», asegura Guillermina.
Y mientras la feria sigue, esta librería resiste entre libros y polvo de obra. No tienen escaparate ni la calma de un local propio por ahora, pero tienen algo más importante: lectores fieles y una comunidad que no ha dejado de creer en ellos.
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