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Del «a ver» al «sino»: los errores ortográficos más comunes en los exámenes de Selectividad y trucos para evitarlos

La editorial valenciana Rubio alerta de que la sobreexposición a las redes sociales, el uso del lenguaje digital y el abandono del hábito de escribir a mano reducen las habilidades lingüísticas de los adolescentes

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Imagen de archivo de alumnos realizando un examen de Selectividad en Valencia ROBER SOLSONA
David Maroto

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La semana que viene tendrá lugar uno de los momentos más importantes en las vidas de más de 300.000 alumnos que dejan atrás Bachillerato para tratar de acceder a la universidad, ya sea a la carrera de sus sueños o a la que la nota les deje. Con tal objetivo se enfrentarán a los exámenes de Selectividad, para lo que tendrán que minimizar cualquier fallo que pueda restarle décimas en sus calificaciones. Los más habituales son los ortográficos, que pueden suponer hasta una merma del 20% en el resultado final.

La editorial valenciana Rubio, archiconocida por sus emblemáticos cuadernillos, opina que en pleno contexto digital de mensajes abreviados, emojis y audios, la ortografía ha quedado, en muchos casos en segundo plano, lo que puede llevar a repetir errores frecuentes al redactar, dificultades para organizar ideas o inseguridad a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco.

Todo ello en un momento clave en el que se ha homogeneizado en todo el territorio la penalización que tendrán los fallos que se realicen en las distintas pruebas de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Este criterio común de corrección evaluará de forma específica y cuantificable aspectos como ortografía, gramática y coherencia textual en todos los ejercicios que requieran redacción. Un error de concordancia, una tilde olvidada o una construcción mal planteada podrán restar hasta un 10 % de la nota en cualquier ejercicio redactado y hasta un 20 % en los exámenes de lengua.

La empresa valenciana Rubio advierte de que esta medida llega en un momento complejo, y no por falta de conocimientos, sino por la pérdida progresiva del hábito de escribir con corrección. «Cada vez escribimos menos y, cuando lo hacemos, delegamos la revisión en correctores automáticos. Esto afecta directamente la forma en que los estudiantes construyen el lenguaje y se expresan», critican.

«La caída del uso del papel en las etapas escolares, el predominio de las pantallas, la disminución de la lectura y el uso creciente del lenguaje digital abreviado, también en contextos formales, contribuyen a esta situación. El resultado es una generación creativa y conectada, pero con poca seguridad a la hora de escribir correctamente», añade la editorial.

Por todo ello, Rubio recopila los errores ortográficos más frecuentes en los exámenes de Selectividad con el objetivo de que los alumnos puedan identificarlos y corregirlos:

«A ver» y «haber»

Un clásico que sigue dando guerra. Una cosa es querer comprobar algo (a ver) y otra, que haya algo que hacer (haber). No es lo mismo decir «A ver qué pasa» que «Tiene que haber una solución». ¿Un truco? Prueba a cambiarlo por «veamos».

«Hay», «ahí» y «ay»

Un trío que siempre se confunde. «Hay» es lo que hay, así de simple: «Hay tarea para mañana». «Ahí» señala un sitio: «Deja la mochila ahí» y «Ay» suelta emoción: sorpresa, susto o risa.

«Echar» y la trampa de la H

Una de las faltas más frecuentes es escribir «hechar» con hache cuando en realidad, el verbo echar nunca la lleva. Lo correcto es: «Voy a echar un vistazo» o «Te echo de menos». Fácil de recordar si pensamos que, en este caso, lo primero que echamos es la H.

«Llendo»

No existe… aunque se oiga mucho. El gerundio del verbo ir se escribe siempre con Y: yendo. «Estoy yendo al médico» es la forma correcta. No hay más reglas, simplemente «llendo» no forma parte del idioma.

«Valla» y «vaya»

No es lo mismo tropezar con una valla que con un «vaya» mal usado. La primera es una cerca, la segunda puede ser del verbo ir o una exclamación. «¡Vaya lío!» si no las distingues…

«Porque», «por qué», «porqué» y «por que»

El lío de los porqués. Aunque suenan igual, no se usan igual. «Porque» (junto y sin tilde) es la respuesta («Voy porque quiero»). «Por qué» (separado y con tilde) es la pregunta («¿Por qué te fuiste?»). «El porqué» (junto y con tilde) es el motivo («No entiendo el porqué») y «por que» (separado y sin tilde) se usa en estructuras más complejas («Luchamos por que se haga justicia»).

«Halla», «haya», «allá» y «aya»

«Halla» es encontrar («Halla las cinco diferencias»), «Haya» puede ser un árbol o del verbo haber («Espero que haya suerte»), «Allá» indica lugar («Allá en la montaña») y «aya»… sí, también existe: es quien cuida a los niños.

«Si no» y «sino»

Cuando va junto se usa para contraponer: «No estudia, sino que trabaja». Cuando va separado plantea una condición: «Si no estudias, suspendes». ¿Un truco? Si puedes meter un «entonces» en la frase, van separadas: «Si no estudias, entonces suspendes».

Al respecto, Rubio hace hincapié en la importancia de repasar los exámenes antes de entregar, para revisar especialmente la acentuación y puntuación, así como tirar de sinónimos si la grafía de alguna palabra genera dudas durante la prueba.

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