Cayetano Rivera, de regreso a la soltería
Con la modelo y el torero acaba una de las parejas de guapos más apabullante del momento
Las primeras palabras de Karelys Rodríguez

Se han separado Eva González y Cayetano Rivera, con lo que ya tenemos dos imprevistos solteros de vitola en el panorama. Cuando viene el desamor, uno nunca sabe si dar la enhorabuena, o el pésame. Entre una cosa y otra, casi ... mejor hacer la glosa de Cayetano, que tiene torería más allá del ruedo.
En una baraja de la elegancia pudiera entrarnos el naipe impar de la torería, que vendría a ser una chulería sin descomponer la figura. Así, Cayetano Rivera. Va vestido de Armani, cuando viste de luces, y va vestido de torero, cuando desfila para el modisto, porque desfiló para Armani, a nada que ustedes hagan memoria.
Eso, y que en su boda con Eva González también vistió traje de Armani. Rematando faena, gasta una distinción de chico callado, que le presenta siempre interesante, digamos, porque el silencio es un pariente del misterio, y el misterio viste muy bien a los que se quieren distintos. A los que son distintos.
Ha sorteado, desde siempre, el peligro de quedar como apolo moreno del couché, a nada que mueva o no mueva la cintura donde se debe o no se debe. Quiero decir que desapareció muy elocuentemente cuando todo el funeral de su madre famosísima, que tuvo algo de funeral party, y tampoco hubo modo de cazarle cuando se separó de su esposa joven, Blanca Romero.
Luego salió alguna monada de temporada que juraba haber tenido alguna cita memorable con él, pero él ha preferido ignorar los micrófonos, o las teles, porque le sienta mal la salsa rosa. Empezó entre la peluquería y la valentía, y de momento va ganando la valentía. Su obstinación por no ser otro Jesulín de Ubrique de las portadas, pero en guapo, lo reavala en una elegancia no frecuente. Sabe que las portadas a todo color pueden resultar peor miura que un miura propiamente dicho.

Queda entre chico Armani y primer espada de Las Ventas, pero no le puede el vicio de quedar como guapo de gomina sino el tesón de mantenerse como ilustre de montera. Siempre ha preferido salir mucho en las páginas de toros y salir poco en los boletines del chisme, donde su familia ha dado tanto juego. Lo que pasa es que no hay torero sin mujer, y no hay famoso sin portada. De modo que a veces salen novias que no se confirman, aunque él no dé un ruido, o quizá precisamente por eso: porque no suele dar un ruido de sí ni de no.
Yo creo que con Eva y Cayetano acaba una de las parejas de guapos más apabullante del momento, después de una relación guadiana, por rachas, donde Eva, o Cayetano, tenían varios novios o novias que eran siempre el mismo, o la misma. Ella, él. A Cayetano le dura más Armani que las consortes, así contándolo por abreviar. Va vestido de Armani, cuando viste de luces, y va vestido de torero, cuando los desfiles para el modisto, si nos fijamos más allá. Hasta posó el matador con Isabel Preysler, alguna Navidad. Para la próxima, a cuatro ratos, llega soltero.
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