Caos y desesperación entre las familias de las víctimas por identificar a sus seres queridos
Las malas condiciones de los cadáveres hacen muy complicado su reconocimiento
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Accidente ferroviario en Grecia: la vía principal no tenía control remoto ni semáforos que funcionaran

Roubini Leontarí es médico forense del Hospital de Larisa (Grecia), epicentro de la catástrofe ferroviaria en la línea Atenas-Salónica. En la tarde de ayer, al tiempo que ordenaba el traslado de los restos de 14 cadáveres a la morgue de la ciudad para ... tomar muestras de ADN y proceder a su identificación, declaraba a los medios griegos que había otras diez bolsas con restos de cuerpos de las víctimas del accidente aún pendientes de reconocer.
Al filo de la medianoche del pasado martes, el brutal impacto de dos trenes –uno comercial con dos operarios a bordo y otro de pasajeros con 352 personas, entre viajeros y trabajadores– provocaba el descarrilamiento de tres vagones del convoy de pasajeros. Las locomotoras ardieron a más de 1.300 grados centígrados. El vagón–restaurante, al quedarse atrapado ente los coches delantero y trasero, quedó reducido a un amasijo de hierros del que, hasta la tarde del jueves, solo se pudieron recuperar siete cuerpos.
Debido al estado de los cadáveres, han sido escasas las identificaciones que han podido realizarse de forma visual. Según fuentes oficiales, hasta el cierre de esta edición se habían identificado 24 cuerpos y realizado 55 test de ADN a cadáveres, 52 a familiares de las víctimas y desaparecidos, y 26 a restos humanos encontrados en el lugar del siniestro. Los servicios de Emergencias griegos trabajan sin descanso y esperan que las labores de identificación finalicen antes del fin de semana. La cifra de muertos asciende a 57.
Goteo de identificaciones
Mientras tanto, las familias de los desaparecidos siguen buscando a sus seres queridos, que se cuentan por decenas, sin que aún se haya concretado el número de ellos. Entre los desaparecidos se encuentra Kyprianós Papaioanou, estudiante chipriota de 23 años. Un familiar del joven confirmó a ABC, roto de dolor, que aún no sabían nada de él.
Durante la tarde de ayer, los allegados de Yannis Voutsinás, con quienes este periódico había hablado poco después del siniestro, recibieron la peor de las noticias: las pruebas de ADN confirmaban que Yannis está entre los fallecidos. Viajaba en el primer vagón de pasajeros a Salónica tras pasar unos días visitando a su familia en Atenas.
Las esperas ante el Instituto forense de Larisa son durísimas. Los padres de Vaios Vlachos, uno de los desaparecidos, según detallaba su otro hijo Vangelis a ABC, lamentaban que todo fuera un caos y que apenas recibieran información.
Entre los fallecidos también se encontraba Nikos Nalbantis, de 28 años, maquinista de profesión, aunque viajaba como pasajero en el tren con destino a Salónica. Con una foto juntos, su mujer comunicaba su fallecimiento a través de las redes sociales: «Mi alma, te espero aquí a que regreses, hagamos nuestros sueños realidad. Aquí te espero. Cuídame desde allá arriba». «Siempre serás el maquinista de mi corazón», publicaba en su perfil en Instagram la esposa de Dimitris Masalís, maquinista del tren de pasajeros.
Las locomotoras de ambos trenes, completamente destrozadas tras el fuerte impacto, fueron retiradas a lo largo del jueves, facilitando el restablecimiento de la red ferroviaria.
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