Me las dio un moro

Una tontería como esa, en una actividad tan española como la Lotería de Navidad, ha dado lugar a teorías conspiratorias. Una apuesta. Que alguien ha ganado mucho dinero con esto. Si la niña se ha atrevido a cantar un segundo Gordo por una apuesta es que la especie humana empeora. No se toma en serio ni el pensamiento mágico que supone la lotería. Pero con lo que pasó con esta niña Yadira todo es especulación. Hablar por hablar. Escribir por escribir. Como siempre. Ya lo dice Christian Bobin en una de las entradas de 'Autorretrato con radiador': «Lo que conozco no lo escribo. Lo que no conozco, lo escribo».

Pensaba en qué ha sido lo más gracioso que había ocurrido este año. Gracioso tipo el eccehomo de Borja. Tanto que no se me ha ocurrido nada. Aunque destacaría los pisos de «señoritas» que Aldama dice ponía a otros. Pero es que esto de las señoritas no llega a la suela del gran hallazgo lingüístico del «volquete de putas» de cuando el 'caso espías'. Cuando Halfter, no el músico, el viceconsejero de Presidencia, dijo a uno de los guardias civiles imputados: «Habéis declarado muy bien, hay que celebrarlo con un volquete de putas». Y eso no se ha superado. Pero volviendo a este año, en negociado chusco, me quedo con la becaria de Nacho Cano cuando a la salida de los juzgados y ante las preguntas de la prensa, se puso a cantar 'Lucha de gigantes', como si viviera en un musical. Y lo ha hecho dos veces la tía. Podría parecer también una apuesta, pero eso lo pensamos los que nos morimos de vergüenza si nos imaginamos en esa situación (cantando un Gordo falso o 'Lucha de gigantes'). O en un vídeo entregando casas 'con terracita' a los afectados por la riada, como Mazón. Menudos huevazos. Pero a la becaria, como a Mazón, les parecería buena idea. Ves a esa señora con sus canturreos, con el aro en la nariz y no te la crees. Pero tampoco te crees al presidente del Gobierno cuando dice que si ya hemos pedido perdón al fiscal general del Estado. Sí, hombre, y a Hitler por no ser aceptado en la Academia de Artes de Viena. Hijo, hazme una lista de cosas por las que tengamos que pedir perdón porque yo ya me veo obligada a pedir perdón por la existencia y difusión de la marca Birkenstock o por la invasión de la tarta de queso (ya no te digo por las colas). Casi todo lo humano me es ajeno.