Crítica de 'HollyBlood': Vampiros en la edad del pavo
La historia es levísima, transcurre en un ambiente escolar y se podría considerar como un acercamiento caricaturesco y sin excesiva gracia a la saga ‘Crepúsculo’

Toda película se supone que tiene su público y el de esta no puede ser otro que (en el mejor de los casos) el adolescente y no muy exigente. La historia es levísima, transcurre en un ambiente escolar y se podría considerar como un acercamiento caricaturesco y sin excesiva gracia a la saga ‘Crepúsculo’, con el chico apocado, el vampiro molón, la chica predispuesta y una buena sarta de situaciones insensatas porque el tono de la película así lo requiere.
Y afortunadamente para darle forma a ese tono, no siempre fácil de aceptar y sobrellevar, está la figura de Jordi Sánchez, un actor que no necesita explicar sus personajes por disparatados que sean, y en este caso el de un padre que naturalmente no pinta nada en la historia pero que le aporta volutas de gracia y frases e ideas que rechinan. El motor del argumento son las ganas de un joven de agradar a una compañera de clase a la que le entusiasman los libros y las películas de una saga de vampiros, y se hace pasar por el misterioso vampiro protagonista. En fin, no es gran cosa y el director, Jesús Font, la resuelve sin apenas pretensiones, como el resto de los actores jóvenes. La sensación final sobre ella es que hay que tener el día (y el cuerpo) apropiado para disfrutarla.
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