cultura
La Sevilla retratada bajo la mirada fotográfica de Francisco Leygonier
El Museo de Bellas Artes muestra la exposición 'Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos'
El Museo de Bellas Artes dedica una exposición al pionero Francisco Leygonier, primer fotógrafo de Sevilla

Hubo un tiempo en que Sevilla se miraba a través de los objetivos de las cámaras de los fotógrafos pioneros, que ayudaron a crear a lo largo del siglo XIX un imaginario de la ciudad que contribuyó a cimentar, aún más si cabe, la identidad de esta gran capital. Uno de ellos fue Francisco Leygonier Aubert (Sevilla, 1808-1882), un profesional que dejó muestras de su maestría a través de los daguerrotipos, pero, sobre todo, en sus calotipos y albúminas. Conscientes de este importante legado, el Museo de Bellas Artes de Sevilla inauguró recientemente la exposición 'Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos'. La muestra, que se podrá ver hasta el próximo 8 de junio, consta de un total de 76 fotografías, en su mayoría procedentes de la Colección Fernández Rivero, acompañadas de otras de la Colección Narbona Algara y de la de Carlos Sánchez Gómez.
Los comisarios de la exposición son María Teresa García Ballesteros y Juan Antonio Fernández Rivero. Estos poseen una importante colección formada por unas 80.000 fotografías que recorren desde el siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX (1936). Ambos han investigado la figura de Francisco Leygonier, sobre el que existían numerosas incógnitas, llegando a descubrir documentos desconocidos, como su certificado de bautismo en la parroquia del Sagrario, en mayo de 1808 (erróneamente su nacimiento se fechaba hasta ahora en 1812). El fotógrafo pertenecía a una familia francesa de comerciantes de buena posición económica que llegó a Sevilla en la década de los años 70 del siglo XVIII. Su padre —Jean Leygonie, tal y como se escribía el apellido en su idioma original— era dueño de una fábrica de sombreros ubicada en la calle Tintores (hoy Joaquín Guichot).
Tras la muerte de sus padres, Leygonier se fue a vivir con su hermana María Luisa al castillo de Castelnoubel, ubicado al sureste de Burdeos, que había sido adquirido por el marido de esta, el militar francés Joseph-Marie-Étienne Giraud des Écherolles. A partir de los 14 años empieza una carrera de marinero que durará 18 años. Primero en la Marina Real. Tras hallarse en París en julio de 1830 y verse envuelto de forma indirecta en los sucesos revolucionarios, ese mismo año finaliza su vinculación con la Marina francesa. Posteriormente se enrola en la marina mercante, en la que alcanza el puesto de capitaine au long cours. En los años cuarenta dejó este oficio para convertirse en pintor y, poco después, se dedicó a la fotografía, ya que en Burdeos había muchos fotógrafos que trabajaban con las últimas técnicas. A partir de 1845 se instaló definitivamente en Sevilla.
Los comisarios han consultado para la elaboración del catálogo de la muestra una abundante bibliografía, destacando trabajos imprescindibles como 'Historia de la fotografía documental en Sevilla', que publicara en 2002 Miguel Ángel Yáñez Polo, primer fotohistoriador en acercarse a Leygonier y a su obra. De hecho, este admiraba al fotógrafo sobre el resto de sus colegas sevillanos.
Ya una vez en Sevilla, Leygonier establece su estudio en la calle Cantimplora (hoy callejón de Ensenada), lugar desde donde ofrece sus servicios fotográficos. Un momento fundamental se produjo en 1848, cuando llega a la ciudad la llamada 'Corte chica' de Antonio de Orleans y María Luisa de Borbón, duques de Montpensier. El duque apoyó de una forma intensa la fotografía porque era muy aficionado.

La exposición muestra tres tipos de trabajos realizados por Leygonier en distintas técnicas: daguerrotipos (en menor medida), calotipos y albúminas. El daguerrotipo consiste en una placa de cobre con una película de plata cubierta por una emulsión sensible a la luz, que mediante el uso de una cámara oscura consigue fijar la imagen que penetra a través del objetivo. Una imagen que es al mismo tiempo positiva y negativa. De este primer grupo se conservan muy pocos y apenas hay ejemplos firmados por el propio fotógrafo. En la muestra se puede ver el daguerrotipo 'Vista desde el Puente Nuevo de Hierro de Sevilla', tomada desde la posada del Príncipe en Triana el 23 de febrero de 1852, día de su inauguración. La foto muestra pues la inauguración del puente de Isabel II (actual puente de Triana), existiendo también una litografía de Joaquín Guichot que fue sacada a partir del daguerrotipo. Dice al respecto Juan Antonio Fernández Rivero que el daguerrotipo de mayor calidad que se conserva es un anónimo que se titula 'Vista de Sevilla desde la Giralda', de la colección de los Montpensier. El único daguerrotipo de Leygonier con su etiqueta es un retrato de un matrimonio con sus dos hijos que pertenece a la colección Fernández Rivero.
La muestra pone de manifiesto que Leygonier fue el «gran calotipista español», según sostienen los comisarios
Otro grupo de fotografías que se muestra en la exposición es el de los calotipos. También conocido como talbotipo, el calotipo es un procedimiento fotográfico inventado por William Henry Fox Talbot en 1841. Consiste en la creación de imágenes negativas sobre papel, obtenidas mediante la aplicación de soluciones químicas como yoduro de potasio y nitrato de plata sobre papel sensible a la luz. Estas imágenes negativas pueden luego ser usadas para crear múltiples copias positivas. Dicha técnica la cultivó más Leygonier, apareciendo su firma en la mayoría de los trabajos, unas veces manuscrita sobre el positivo, otras en el negativo y, en algunas ocasiones, sobre el soporte secundario. Muchos de estos se encuentran en las colecciones Duque de Segorbe y Museo Universidad de Navarra. En el catálogo de la exposición, los comisarios han constatado que el Museo Universidad de Navarra tiene 19 fotografías de Leygonier, de las cuales 12 son calotipos. Son imágenes monumentales de Sevilla, la Catedral, el Alcázar o la Casa de Pilatos, además del Ayuntamiento y la ermita de la Virgen de Valme. De esta última, la exposición muestra dicha fotografía, tomada en 1859, y una litografía de la ermita pintada por Andreas Pic de Leopold de 1856 que pertenece al Museo de Bellas Artes de Sevilla. Ambas tienen prácticamente el mismo encuadre.
Asegura Juan Antonio Fernández Rivero que «el gran calotipista español fue Leygonier, tan sólo igualado por Pascual Pérez. En España no hubo muchos calotipistas. Nosotros tenemos calotipos de él. Son muy famosos los que hizo con las reformas de la Plaza Nueva. Un calotipo importante de nuestra colección es la primera foto conocida de la Feria de Sevilla. Se trata de 'Caseta de los duques de Montpensier en la Feria de Sevilla de 1859'. En estas últimas semanas nos la han pedido muchos medios de comunicación para publicarla», dice este coleccionista.
La exposición muestra la tercera técnica fotográfica que cultivó Leygonier: la albúmina. Esta es una sustancia gelatinosa que se ponía en una placa de vidrio. Se hacían los positivos sobre un papel de albúmina. Era un sistema que permita hacer muchas copias a partir de un negativo. Hay por ejemplo una albúmina de la plaza de toros de Sevilla. Afirma Fernández Rivero que hace años se encontró un catálogo de las fotografías de Leygonier (1866), que este publicó con sus obras. Muchas de las fotos de Leygonier tenían un número que se corresponde con los números de su catálogo. «A partir de ahí reconocimos obras de Leygonier en nuestra propia colección», afirma este coleccionista. De albúmina es el álbum de la colección Narbona de Madrid, que tiene unas 30 fotos. Aparecen unos nazarenos. La colección Fernández Rivero tiene albúminas de un álbum de Sevilla también con vistas de Córdoba y otro de la ciudad argelina de Tremecén.
Los dos comisarios de la exposición publicaron en 2022 el artículo 'El positivo en la fotografía topográfica del siglo XIX'. En ese texto especificaban que el tamaño estándar de las instantáneas tomadas por Leygonier era de 22x28 cm, mientras que el de Masson era de 25x30 cm. De este último también cuentan con muchas fotos en la colección Fernández Rivero, de ahí que organizaran en 2021 en el Museo de Bellas Artes de Sevilla la muestra 'Descubriendo a Luis Masson. Fotógrafo en la Sevilla del XIX'.
Por otra parte, hay que señalar que Leygonier practicó en muchas de sus fotografías los tapados o reservas de placa. En las imágenes se solía tapar el cielo, pero sobre todo se limpiaban muchos suelos. Hay vistas de Córdoba con el enmascaramiento del negativo. También destaca el enmascaramiento en una foto del río Guadalquivir —'Sevilla, Torre del Oro y Catedral desde el barrio de Triana'— tomada desde Triana en la que el fotógrafo tapó un barco y una casa. Como los Montpensier apoyaron económicamente a la hermandad de Montserrat, Francisco Leygonier hizo fotos de los titulares. En la muestra se exhibe una imagen del paso del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón en la que se tapa la calle y el fondo.
También Leygonier sobresalió por hacer fotos de pinturas y reproducciones de cuadros. Realizó en ese sentido fotos de cuadros de Murillo. Estas se vendían mucho en la época. Igualmente hizo reproducciones de la colección privada de los Montpensier y de pintura costumbrista. Hay un documento de 1867 donde Leygonier pide permiso al Museo de Bellas Artes de Sevilla para poder reproducir sus cuadros. Este artista sostenía que las reproducciones de los cuadros era lo más complicado que existía en la fotografía.

Asimismo, en la muestra se pueden ver las cartas de visita, que eran muy habituales en esa época y que se intercambiaban entre los miembros de la alta sociedad. En la colección Fernández Rivero hay ejemplos de este tipo de trabajos, como un 'Retrato de un hombre desconocido'. En total, estos coleccionistas han llegado a identificar unas 250 fotografías de Leygonier en las diferentes colecciones. De estas, 50 son calotipos y 120, albúminas.
María Teresa García Ballesteros señala por su parte que «hay que reconocer el gran trabajo que hizo Miguel Ángel Yáñez Polo, el primer historiador de la fotografía sevillana. Él puso el foco en Leygonier, pero no pudo tener acceso a muchas de sus fotografías. A nivel nacional es un fotógrafo mítico porque ¿quién hace fotografías en España en 1842?». Fernández Rivero destaca que para ellos ha sido esencial investigar en el Archivo Militar de la Marina Militar francesa. «Nos sacaron su expediente militar y allí vimos todos sus datos, dónde había nacido, cuándo fue bautizado, etc. A partir de ahí empezamos a tirar del ovillo», asegura este coleccionista.
'Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos'
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Dónde: Museo de Bellas Artes.
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Dirección: Plaza del Museo, 9.
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Cuándo: hasta el 8 de junio.
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Horario: de martes a sábado de 09:00 a 21:00; domingos y festivos de 09:00 a 15:00. Lunes cerrado, excepto los lunes víspera de festivo, que abre con horario de festivo. Abierto todos los festivos, incluso los locales.
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Entrada: gratis a los ciudadanos de la UE.
Sobre Leygonier había muchos datos erróneos. En las 'Guía de Sevilla' de Manuel Gómez Zarzuela había una relación de los vecinos y las profesiones y se equivocaron y pusieron como fotógrafo a Francisco Leygonier Ortiz como si fuera un hijo. «A partir de ahí se produjeron las equivocaciones y los historiadores pensaban que Leygonier padre había hecho los calotipos y que el supuesto hijo, Leygonier Ortiz, había hecho las albúminas. Nosotros hemos destapado la realidad de las cosas: nunca existió un Francisco Leygonier Ortiz. Intentó meter a su hijo como fotógrafo, este estuvo unos meses, pero luego ejerció como segundo médico del Cuerpo de Sanidad del Puerto de Sevilla y se murió enseguida, y eso lo hemos desvelado nosotros», concluye Fernández Rivero.
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