Una teleoperadora lanza un mensaje a quienes responden a las llamadas comerciales con grosería: «Quiero dejaros una cosa muy clara»
Si bien es cierto que este tipo de llamadas pueden resultar molestas, la creadora de contenido señala que detrás del teléfono hay una persona que simplemente está haciendo su trabajo
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El trabajo de teleoperador es uno de los más ingratos que existen. Llamar a desconocidos para ofrecerles un servicio o producto no solo es complicado por la cantidad de negativas que reciben a diario, sino también por la falta de paciencia y educación con la que muchos clientes responden. Insultos, desprecios y colgadas abruptas son el pan de cada día para quienes se dedican a esta profesión.
Si bien es cierto que las llamadas comerciales pueden resultar molestas para muchos, lo que algunos parecen olvidar es que detrás del teléfono hay una persona que simplemente está haciendo su trabajo. Es precisamente esta falta de empatía lo que ha llevado a una teleoperadora a pronunciarse en sus redes sociales sobre la difícil situación a la que se enfrenta cada día.
La usuaria de TikTok conocida como 'guah.a' ha compartido un vídeo en el que expresa su frustración y lanza un mensaje claro a quienes responden de forma grosera a las llamadas comerciales. «Bueno, yo hoy quiero venir a hablaros de una cosa que me molesta mucho y estoy harta», comienza diciendo, visiblemente agotada por las faltas de respeto a las que se enfrenta en su jornada laboral.
@guah.a COSAS que NO debes hacer cuando atiendes una LLAMADA COMERCIAL #teleoperadora #teleoperador #teleoperadores #indignada #fyp ♬ sonido original - Trixxie ✨
Desde el principio, la teleoperadora deja claro que comprende el hartazgo de la gente con este tipo de llamadas. «Quiero dejaros una cosa muy clara, mirad, yo entiendo que todo el mundo está harto de que nos llamen a todas horas por teléfono. Lo entiendo, de verdad que lo entiendo, porque yo soy la primera que dice: 'No me interesa, gracias, cuelgo', o 'mira, pues es que estoy en la lista Robinson', porque realmente estoy». Sin embargo, lo que no acepta es la idea de que la sociedad piense que los teleoperadores trabajan en este sector por gusto.
«El problema viene cuando os pensáis que los teleoperadores o las teleoperadoras trabajamos de esto porque, no sé, debéis de pensar que es el trabajo de nuestros sueños o os debéis de pensar que yo estoy aquí por gusto, siete horas sentada al día en una mesa colgando contestadores y viendo cómo la gente me insulta», lamenta mientras explica que no es un empleo que haya elegido con entusiasmo, sino una manera de ganarse la vida: «Chicos, sorpresa, no me gusta ni es el trabajo de mis sueños. Es lo que hay, o sea, al final todo el mundo se busca la vida como puede».
No obstante, lo que más molesta a la teleoperadora no es que la gente rechace las llamadas, sino la falta de educación con la que lo hacen. Por eso, hace un llamamiento a la empatía: «Todo trabajo es digno, entonces os pido por favor que si os llama un teleoperador para venderos cualquier cosa, para explicaros cualquier cosa, si no os interesa, simplemente con educación decís: 'No me interesa', pum, cuelgo, ya está. Ni '¿de dónde sacaste mi número?', ni 'porque te voy a denunciar'…».
Además, explica que este tipo de llamadas solo ocurren si el usuario ha dado su consentimiento en algún momento: «A ver, manín, que estás muy flipado, porque ahora parece que nadie sabe para qué sirven las cookies. Si tú estás todo el día en internet, deslizando y estás todo el día aceptando cookies, estás todo el día aceptando que te hagan llamadas comerciales, así que a mí no me contéis rollos». «No es legal que te llame si tú no estás dentro de una base de datos porque tú has aceptado las cookies en un sitio donde has mirado», añade.
El agotamiento emocional
Por último, la creadora de contenido revela el agotamiento emocional que implica trabajar como teleoperadora, lidiando con personas que insultan y cuelgan constantemente. «No sabéis lo duro que es estar trabajando siete horas seguidas escuchando cómo la gente te insulta y te cuelga el teléfono», señala. Un desgaste que la llevó, por primera vez, a perder la paciencia con un cliente: «Ayer por primera vez en mi vida, que yo llevo trabajando de teleoperadora pues muchísimo tiempo, mandé a freír castañas a un cliente y ha sido básicamente porque no entendéis que yo estoy haciendo mi trabajo y que entiendo, de verdad que lo entiendo y empatizo con todo el mundo, de que estáis hartos de que os llamen a todas horas, pero por favor, es que no es mi culpa».
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