novedad literaria
Diego Martínez Torrón: «Lo hermoso de tener nietas es poder volcarles tu sabiduría»
El filólogo y escritor cordobés acaba de publicar su primera novela juvenil, 'Inés y los duendes' (Berenice)
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Diego Martínez Torrón (Córdoba, 1950) conoce y ama la literatura como pocos. Este catedrático de Literatura Española de la Universidad de Córdoba ha investigado no en vano en grandes autores como Miguel de Cervantes, José de Espronceda, Álvaro Cunqueiro, Juan Benet y Juan Ramón Jiménez ... entre otros muchos. Aparte de sus numerosos ensayos literarios, también ha hecho incursiones en el mundo de la poesía y del cuento, y ahora acaba de debutar dentro de la novela juvenil con su obra 'Inés y los duendes' (Berenice), una alegoría fantástica en la que cuatro niñas revelan la conexión del ser humano con el universo en que habita.
—Empecemos por el principio, en su novela pones que es un libro «para mayores que son niños y para niños que son mayores». ¿Por qué?
—Es un libro para que lo lean quienes son niñas hoy, y para que lo lean quienes hayan sido niñas que se puedan sentir identificadas con la búsqueda de un mundo mejor, enredadas a partir de la trama. Esa trama es muy sencilla, el concepto de búsqueda, tan frecuente tradicionalmente en la narrativa fantástica, pero que aquí tiene un encanto añadido por la personalidad de todos los protagonistas, no solo por las cuatro duendes.
—¿Cómo se produjo ese interés por escribir una novela de corte juvenil que tuviera un ambiente fantástico?
—La fantasía constituye quizás la mejor vía de expresión de un ideal que se persigue, porque no está sujeta a las normas de la realidad. Pero a la vez en esta novela se encuentra el contraste de una realidad terrible como la que sufrimos con la epidemia del coronavirus, que fracturó a toda la humanidad, y que figura como elemento constante en la sombra de toda la historia.
—También la poesía está muy presente en el texto.
—Escribo fácilmente ensayo porque solo requiere leer, documentarse y pensar, escribiendo luego. Pero la poesía y sobre todo la narrativa son más difíciles porque para mí requieren que haya un momento de inspiración, que solo se produce cuando los dioses tocan tu mente, aunque luego haya que reescribir y revisar constantemente ese texto. La inspiración es la base de mi obra de creación, junto a un concepto muy idealista que heredé de mis muchas lecturas de los románticos, a los que despojo de su retórica. Me expreso con sencillez, con lirismo, con inspiración y con un sentido idealista de la realidad.
—La novela tiene varias voces, pero destaca especialmente la de Inés. ¿Cómo definiría a este personaje?
—Es un personaje inspirado en mi nieta mayor, que es una maravilla de niña. También lo son las otras tres duendes: sus hermanas y su primita. Son seres totalmente poéticos y maravillosos, llenos de belleza y sensibilidad y amor a la vida, que te contagian. Este libro lo he hecho pensando en ellas, pero a la vez, lógicamente, posee un sentido literario que supera la verdad de estas protagonistas, que se convierten en símbolos de la lucha por un mundo ideal.
—Igualmente tiene un papel destacado su abuelo, Yayo. ¿Por qué es tan importante la relación entre abuelos y nietos?
—Tener una nieta es volver a tener una hija. Es hermoso porque en ellas puedes volcar toda la sabiduría que la rica experiencia de la vida, en sus múltiples facetas, te ha proporcionado con los años. Y, a la vez que en su momento has educado a tus hijas para la vida, transmites ahora tus conocimientos de la vida a seres entrañables, con toda la belleza de la infancia, que es la promesa del futuro. Una promesa en un mundo duro e incierto como el que estamos viviendo, pero que con ese idealismo de que te hablaba, podemos convertir en un mundo verdaderamente feliz.
—Hay también un perro golden, Pispa, que me imagino se inspira en tu perro, ¿no es así?
—Pispa era una preciosa perra golden que me regalaron mis hijas. Una perra a la que amé como Byron amó a su perro, recuerda su bello poema epitafio. Ahora me han regalado otra golden, Luna. En el amor a los animales está nuestro contacto con la bella madre naturaleza, que se canta continuamente en esta novela. Con el aprendizaje de nuestros años de contracultura, despojados de la triste y peligrosa lacra de la droga.
—Esta novela encierra una alegoría de una búsqueda personal que en el fondo es una alegoría de la vida.
—Esa es la idea. Son personajes que crecen en el viaje de la vida. Es cierto, es una alegoría de la vida, y ello es lo que puede conferir un sentido más universal a este texto.
«La inspiración es la base de mi obra de creación, junto a un concepto muy idealista que heredé de mis muchas lecturas de los románticos»
Diego Martínez Torrón
Escritor
—También hay referencias culturales a personajes como Beethoven, Bruch Rilke, Karajan… Especialmente hay referencias musicales, por lo que veo.
—Adoro la música clásica, a esos músicos que repiten en sus difíciles ensayos mil veces una misma pieza para producir en el concierto un instante de suprema belleza en el auditorio. El arte más sublime que nos queda es la música clásica, el más auténtico.
—¿Qué novelas juveniles o de fantasía le han podido inspirar a la hora de escribir 'Inés y los duendes'?
—No encuentro ninguna en particular. La escribí soñando con sus protagonistas, y en momentos sucesivos de inspiración, que son muy contados y que hay que saber aprovechar. Luego está la revisión mil veces del texto.
—Después de haber escrito esta novela, cuentos, poesía, numerosos ensayos literarios, etc., ¿qué es lo que queda por venir que nos pueda sorprender?
—Tengo en prensa un libro de ensayo sobre la situación cultural que padecemos. Quizás una segunda edición ampliada de mi amplio Quijote que editó Renacimiento. Después de eso no creo que vuelva a escribir más ensayos. Quizás solo poesía y narrativa, sobre todo narrativa, si los dioses me dan vida, porque a mis años me encuentro en el mejor momento intelectual, el momento en que has descubierto todo y lo sabes todo. Como le ocurre a las protagonistas de la novela cuando la leen ya mayores.
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