El fallido intento de exonerar a San Valentín del Día de los Enamorados
Decíamos ayer
La idea saltó hace 77 años en España con el impulso de Galerías Preciados
Una voz se alzó en defensa del santo: «No puede cargar con el sambenito de un patronazgo de enamorados»
Ni cocina con luz, ni con IA... Cocido y callos en el Madrid Fusión de hace un siglo

La bola se hacía más y más grande por momentos. El artículo de César González-Ruano en el diario 'Madrid' había provocado un alud imparable. «Quisiéramos ser los primeros en lanzar la posible adopción del Día de los Enamorados, que existe en América, donde ... se celebra con gran lucimiento el día de San Valentín el 14 de febrero», había escrito el periodista a finales de enero de 1948. El avispado Pepín Fernández no tardó en recoger el guante, con un anuncio de Galerías Preciados que insertó en ABC. En su publicidad, el fundador de los grandes almacenes aplaudió la «bella idea» de González Ruano y por primera vez invitó a su celebración ese «¡Sábado, 14 de febrero!», por San Valentín. «¿Cómo no augurar en España el más brillante éxito para el Día de los Enamorados?», vaticinaba.
Aquel fue el primer proyectil de un bombardeo de mensajes en la prensa. Hasta Camilo José Cela, amigo y vecino de González Ruano de la madrileña calle Ríos Rosas, se sumó a la fiesta y el dispendio sin reparos. El escritor, que ya había publicado por entonces 'La familia de Pascual Duarte', lo dejó bien claro en el título de su columna en el diario 'Arriba': «Divagación sobre el regalo y… ¡Viva San Valentín!».

Entre tanta exaltación del amor y tanto anuncio ñoño, una voz crítica trató en vano de abortar la iniciativa días antes de su nacimiento en España, hace ahora 77 años. Al menos, en esos términos. «A título de oficiosidad informativa y minuciosidad sacristana, permítanme que exonere al santo de toda mácula celestinesca», escribió Luis Calvo en este periódico. «San Valentín, que no se entrometió nunca en lances de amor y cortejo, no puede honestamente cargar con el sambenito de un patronazgo de enamorados».
En sus años como corresponsal en Londres, Calvo había conocido esa fiesta anglosajona que, a su juicio, entrañaba «no sé qué pasmo, efluvio y alborozo cósmicos, que rebasan del amor humano». Por ello, trató de explicar que en Inglaterra se celebraba el 14 de febrero porque coincidía con el apareamiento de los pájaros. «Los ingleses, que son los bípedos más aficionados a la ornitología, tomando pretexto y enseñanza de los pajarillos escogieron, hace muchos siglos, esta fecha como emblema nupcial y 'mare magnum' epitalámico», relató. De ahí que en los días previos a San Valentín, los escaparates británicos y estadounidenses se poblaran de 'Valentinas', unas tarjetas postales en las que Cupido revoloteaba con su arco, asestando sus flechas sobre desprevenidos corazones.

«San Valentín, que no se entrometió nunca en lances de amor y cortejo, no puede honestamente cargar con el sambenito de un patronazgo de enamorados»
Luis Calvo
En otros tiempos, recordaba el periodista, «se jugaba a 'los estrechos', que es juego español». En esta especie de lotería se sorteaban parejas, que se intercambiaban tarjetas con versos. «¡Cuántos idilios empezaron así en la España galdosiana!«, apuntaba Calvo. Citando al británico Samuel Pepys, famoso por sus diarios, contó además que a finales del siglo XVII, durante el reinado de Carlos II de Inglaterra, el sorteo llegó a incluir a parejas casadas «sin detrimento de la moral y buenas costumbres».

«Siempre que no tomemos a San Valentín por Patrón de los enamorados», Calvo invitaba a aprovechar este día «para acercarnos al 'hermano pájaro', buscar reconciliaciones, reanudar amistades rotas y cruzar obsequios», que en eso consistía, en su opinión, la celebración anglosajona. Claro que su eslogan, «¡Bienvenida la fiesta ornitológica del amor!», no tenía la pegada del contundente «¡Viva San Valentín!» de Cela, ni de los edulcorados anuncios de Galerías Preciados que, en un goteo constante, calaron entre los españoles.
Ni siquiera el propio Calvo se pudo resistir. Diez años después, siendo director de ABC, 'Blanco y Negro' anunció en portada el Día de los enamorados por San Valentín con una fotografía de Basabe en la que posaron los actores Pilar Clemens y Virgilio Texeira. Eso sí, como dos tortolitos.
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