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César Cadaval, de los Morancos: «Le tiré un beso a Dragutonovic y me pegó una hostia que aún la siento»

El humorista sevillano y sevillista cuenta su relación con el deporte y con el fútbol y los aprietos que en ese mundo le han puesto sus bromas

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César Cadaval posa en el teatro Capitol para Hinchas ÁNGEL DE ANTONIO

Es el 50% de Los Morancos, esa mitad capaz de cantar por soleares si el AVE se para a mitad de trayecto o compartir el peso de una obra, como 'Bis a Bis', en plena Gran Vía madrileña. César Cadaval (Sevilla, 1963) es incapaz ... de pronunciar dos frases seguidas sin que medie un chascarrillo, una anécdota. Palabra de sevillista.

—¿Qué ha significado el deporte en su vida?

—Siendo importante, ahora es Jorge el que hace más deporte. He jugado al fútbol, me han gustado todos los deportes. Ahora ya…

—¿Palangana de toda la vida?

—¡Hombre! Pero de toda la vida. Mi padre, que me llevaba al fútbol desde pequeñito, era muy sevillista. Somos seis hermanos y los seis íbamos todos los domingos al estadio. Me lo he pasado en grande.

—De todos los recuerdos bonitos que guarda en su memoria y de su Sevilla ¿con cuál se queda?

—Te cuento una anécdota. Mi padre trabajaba en un banco, pero era un buscavidas. Y una de las cosas que hacía era llevarle los medicamentos al Sevilla. A mí, en los partidos, me dejaba con el utillero. Me sentaba detrás del banquillo. En esa época estaba Juan Arza de entrenador. Y los suplentes tenían un cachondeo que no veas conmigo, porque era muy niño. No se me olvida aquello.

—¿Cuál ha sido su jugador fetiche?

—Con el que yo he alucinado es con Maradona. Y con Cruyff. Suker también me ha gustado mucho, Banega o Ramos. Y, de fuera, el Milan de Gullit, Van Basten, Baresi y Donadoni. Y Sócrates.

—Y Dragutinovic (rudo central serbio que jugó en el Sevilla hasta 2011).

—No, no, no me digas eso.

El defensa Dragutinovic, manteado en su despedida del Sevilla y del fútbol en 2011 ABC

—Cuénteme la verdad sobre lo que ocurrió con ese jugador.

—Fue una cosa que él…en fin, un malentendido. Yo me había partido un brazo. Un día, después de dejar a los niños en el cole, me fui a que el fisio del Sevilla, que era mi amigo, me ayudara en la recuperación. Terminó el entrenamiento y llegaron los jugadores. Y estaba Aitor Ocio, compadre mío, al lado de Dragutinovic, que llegó nuevo. Yo les gastaba bromas a todos. A David Castedo, que era un lateral muy pequeño, le decía «ponte de pie para hablar conmigo».

—Hasta aquí, nada punible.

—¡Claro! A Luis Fabiano, que no le marcaba un gol al arcoíris, le decía «me gustó mucho el cuarto gol que marcaste el otro día». Tenía mucha confianza con ellos. El caso es que me voy a Aitor Ocio y le digo: «qué guapo eres, hijo». Y le tiré un besito, así como amanerado. Y Dragutinovic me miró y sólo le dije: «Y tú». Y le tiré otro beso.

—Y se lio parda…

—Salí para afuera, donde estaba el utillero. Y me llaman por detrás. Veo a Dragutinovic abalanzándose hacia mí y no me dio tiempo a más. Me pegó una hostia que aún la siento. Me caí contra las botas. El que me salvó fue el utillero, porque el bicharraco volvía otra vez a por mí, para darme más.

—Y ¿que le decía el resto?

—«Coge un palo, coge un palo». «¿Un palo?», dije; «lo que voy a coger es un taxi y me largo a mi casa». Allí, el que me salvó, fue Pichón, el utillero, que le agarró como pudo, al bicho. Los demás se enteraron luego.

—¡Con lo que era Javi Navarro con los rivales y no hizo nada por usted!

—¿Hacer? Aquello…aquello era un hombre ido de la cabeza, el tal Dragutinovic. Nadie se atrevía a decirle nada.

—¿Y cómo quedó la cosa?

—Su representante era Mijatovic. Y me llamó esa misma noche. Me puso al habla con Dragutinovic. Y me dijo que es que él no entendía ese tipo de bromas, que en su país no eran bien vistas.

–¿Cómo se lo dijo exactamente?

—¡Yo que sé!. Me dijo: «Next week a cofee with you» o algo así. Como si estuviera hablando con la mujer de Aznar. Pasado un tiempo nos volvimos a ver y nos dimos la mano. Pero no he tenido más roce con él. Ni quiero tenerlo. Por si acaso. Aunque no creo que me vaya a pasar otra cosa en la vida con él. Pero… ¡Me podía haber peleado con Jesús Navas, que es más pequeño, leñe!

—¿Dolió más aquel golpe o ver al Betis tocando la gloria?

—Al Betis hay que felicitarle, hombre. En el Sevilla hemos ganado tanto en tan poco tiempo que ahora no ganar nada es difícil de encajar. Y en el Betis... en plan rivalidad sana, eh... pero, para ganar lo que hemos ganado nosotros, tienen que volver a nacer.

—Eso de que el mejor Isco se esté viendo con el vecino y no con el Sevilla da pelusa, no me diga que no.

—Eso le pasa a muchos futbolistas. Le pasó a Kanouté al contrario. Llegó aquí y fíjate la que lio. Con el rival fastidia un poco más, pero yo a Isco le aprecio y deseo que le vaya bien. A nosotros, lo que nos gusta es ganarle al Betis y quedar mejor que ellos en la clasificación. Pero yo, con los años, tengo ya otro concepto. Joaquín y Gordillo son íntimos míos. El pique nos gusta, pero yo felicito a todos.

—¿Es capaz de explicarme el lío de familia que tiene en el Sevilla?

—Yo tenía unas acciones y las vendí y nunca me he puesto a analizar cómo se pueden llevar así de mal un padre y un hijo. Se ha podido hacer otro tipo de club. Ahora está fatal. Hemos ganado mucho con Alés, con Del Nido Benavente y con Pepe Castro. Y, a partir de ahí, cada vez más para abajo. No me gusta la imagen que se está dando del Sevilla, en ningún sentido. Siempre hemos sido un club muy señor y hemos mantenido la compostura. Ahora no nos estamos respetando ni a nosotros mismos.

César Cadaval juega con un balón durante la entrevista en el teatro Capitol ÁNGEL DE ANTONIO

—Y eso se está llevando a un sector de la afición que no está sabiendo comportarse.

—La afición se cansa.

—Menos mal que Caparrós ha llegado al rescate.

—Y no lo ha hecho por dinero, que gracias a dios no le hace falta. Sabía que lo lograba.

—Hablando de dinero ¿le molesta que digan que el Sevilla es el Real Madrid de Andalucía?

—Es que es el Real Madrid de Andalucía. Es el que más títulos tiene. Y es un club señor. Florentino Pérez es casi más importante que el presidente del Gobierno. Y tenemos amistad, es un tío fantástico. Es la leche.

—La temporada del Barcelona ha sido…

—Maravillosa. Ha hecho con Flick un fútbol espectacular. La mala pasada de la inexperiencia fue lo que no les dejó llegar a más en la Champions. Marcando un gol en el 85 ahí tienes que aguantar. Hay una generación con Fermín, Cubarsí, Casadó, Gavi,..

—¿Algo que decirle a Ancelotti?

—Primero felicitarle, porque es un señor. Los ciclos pasan y vendrá Xabi Alonso, pero el Madrid pesa. Es difícil entrenar a ese equipo. Y más con todo lo que ha tenido el Madrid este año. Le ha faltado equilibrio. Kroos se ha notado.

—¿Para cuándo un Sevilla, de nuevo, ganador?

—Pues se dice que hay un grupo inversor, en el que estaría metido Monchi también, que puede volver a hacer un Sevilla grande. Su gestión ha sido de campeonato.

—No me voy hasta que no me cuente un chiste.

—El otro día me dijo un amigo de Madrid: «Me he comprado un perro». ¿Y cómo se llama? «Simeone«. ¿Y eso? »Porque no ataca nunca«.

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