Entrevista
Adrián Vázquez: «El Gobierno no se dignó a recibirnos. Hay un enfado absoluto en todos los grupos»
Eurodiputado del PP
Tras participar en la delegación europea enviada a España, denuncia el bloqueo de Pedro Sánchez a la reforma electoral comunitaria
La Unión Europea constata la falta de voluntad del Ejecutivo

Adrián Vázquez (Madrid, 1982), ex secretario general de Ciudadanos y eurodiputado del Partido Popular, es uno de los integrantes de la misión enviada la semana pasada a España para determinar por qué aquí, al contrario que en los otros veintiséis países de la Unión Europea, ... no se ha adoptado la reforma electoral pactada por unanimidad en 2018. La modificación, que fija un porcentaje de voto mínimo, entre el dos y el cinco por ciento, para obtener representación en el Parlamento Europeo, busca corregir la excesiva fragmentación en una Eurocámara sedienta de consensos.
—¿Qué impresiones saca la delegación de la Unión Europea?
—Más que impresiones, confirmaciones para nuestros colegas europeos. Han visto de primera mano lo que denunciábamos: que Pedro Sánchez lo que hace es todo por y para mantenerse en el poder, cueste lo que cueste; que está absolutamente raptado por partidos nacionalistas con ideales antieuropeos.
—¿Se entiende en Europa que una minoría bloquee una normativa para todos los Estados miembros?
—Ahí está la trampa: no hay ninguna minoría. Lo que hace el Gobierno es mentir. Las minorías a las que hace referencia son partidos políticos minoritarios, en ningún caso son minorías. Ellos lo que intentan hacer es que haya partidos políticos minoritarios que, como necesitan sus votos en el Congreso de los Diputados, tengan por derecho propio un escaño sí o sí. En Europa obviamente eso nadie lo entiende. Hubo un acuerdo en 2018, firmado por los veintisiete Estados miembros, incluido el señor Sánchez, que era presidente del Gobierno cuando se firmó. Además, hay un amplio espectro entre el dos por ciento y el cinco por ciento. En Alemania es un cinco por ciento; en Italia, un cuatro por ciento. Todos los países con más de 35 escaños han adaptado sus legislaciones electorales nacionales menos uno, que tiene raptado al resto de los europeos.
—¿Qué decían los partidos nacionalistas en las reuniones mantenidas con los grupos parlamentarios?
—Su mantra es que son una minoría oprimida que requiere la obligación de tener una representación independientemente del resultado que saquen. Esa era la línea de partidos como ERC o el PNV, que se creen con el derecho de tener un escaño en el Parlamento Europeo. Luego hay otro elemento importante: la posición del Gobierno y del Grupo Parlamentario Socialista. El Gobierno no se dignó a recibir a la delegación. No se imagina el enfado absoluto que ha habido en todos los grupos políticos excepto en el socialista. Tanto es así que la propia Comisión de Asuntos Constitucionales ha mandado una carta de queja al Gobierno por no ser recibida ni por el ministro Bolaños ni por el ministro Marlaska, que juegan al ratón y al gato. Los eurodiputados socialistas, cada vez más, dedican su tiempo únicamente a estar constantemente intentando tapar sus vergüenzas y boicotear misiones como esta. Pero las mentiras tienen las patas muy cortas.
—¿Qué excusa les dio el Gobierno?
—Desde el Ministerio de Justicia y Presidencia nos dijeron que el responsable era Interior y de Interior nos dijeron que era el otro. ¿Por qué? Porque sabían que tendrían que afrontar cuestiones y preguntas complicadas. Por mucha técnica del avestruz que hagan, sus problemas no dejarán de crecer.
—¿El diagnóstico de que el problema son los partidos nacionalistas se comparte entre sus socios europeos?
—Lo que quieren es mantener privilegios, una cosa muy nacionalista. Esa es la conclusión clara que hemos sacado todos, incluso eurodiputados de otros países que tienen minorías de verdad, no partidos minoritarios. O sea que la conclusión es clarísima.
—¿Existe alguna herramienta para presionar a España?
—La primera es la misión, la misión y las conclusiones. La Comisión Europea ha vuelto a presentar otra propuesta electoral para seguir avanzando en igualar y armonizar lo máximo posible las leyes electorales para el Parlamento Europeo. Estamos trabajando en la siguiente reforma esperando a que España, de una vez por todas, ratifique lo que se comprometió a ratificar. Este tipo de decisiones, cuando no son directivas, están basadas en la unanimidad y en la colaboración fiel de los Estados miembros. Aquí hay un Estado miembro, un Gobierno mejor dicho, que es infiel a los tratados.
Eurodiputados socialistas
«Dedican su tiempo únicamente a estar intentando tapar sus vergüenzas y boicotear misiones como esta»
—¿Qué les dicen los eurodiputados de otros países?
—En general, y también en el Consejo, que están cansados de que España quiera ser la excepción a todo. Cuando estás en un club, en un bloque de países tan importante como la Unión Europea, con la situación internacional que existe, lo que tienes es que intentar trabajar todos a una para intentar conseguir objetivos comunes. Pero el señor Sánchez, al igual que sus socios, quiere ser siempre especial. Ya vimos lo que supuso la excepción ibérica eléctrica y ahora vemos lo que necesita para sobrevivir internamente. Eso al final pesa. Todas las noticias que vienen de Madrid son malas y cuando el Gobierno viene aquí pide una excepcionalidad. Por ejemplo, con lo de meter aquí el catalán y el euskera para mantenerse en el poder.
—¿Es viable que veamos en el Parlamento Europeo a diputados hablando en catalán, euskera y gallego?
—No es una cuestión de si es viable o no. Yo no creo que ese sea el debate ahora mismo. El debate es el de la situación con Ucrania y Rusia, la necesidad de aumentar la defensa europea, la competitividad de nuestras empresas, mantener el Estado de derecho… Traer ese debate ahora con todo lo que está cayendo no lo entiendo.
—El PSOE alega que aplicar la reforma electoral produciría un descenso de la participación en los comicios comunitarios y pide excepciones territoriales.
—Eso es construir un relato inviable porque la decisión está tomada desde 2018. ¿Realmente alguien va a aceptar que España reabra una decisión unánime de veintisiete Estados miembros que la propia España votó a favor por un problema interno del señor Sánchez? ¿Alguien se cree eso? Nadie se lo cree. Eso es construcción de relato para intentar tener un contraargumento que no va a ningún lado.
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