DESDE SIMBLIA
Tierra de minerales
En el norte de la provincia fue una compañía francesa, la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya, la que controlo la explotación carbonífera
José Calvo Poyato: 'No me reconozco'
Andalucía, desde tiempos remotos, ha sido tierra de minerales. En su busca vinieron los fenicios. Para su comercialización fundaron una serie de factorías en la costa de lo que hoy es Andalucía: Abdera (Adra), Sexi (Almuñécar), Malaca (Málaga) o Gadir (Cádiz). A cambio ... de paños, bellamente tintados y que suponían toda una novedad entre los indígenas y de algunos abalorios, poco valiosos, pero atractivos, se llevaron grandes cantidades de mineral. No fueron los únicos. En la Biblia se dice que barcos, pertenecientes al rey Salomón, llegaban a las costas de Tarsis, lugar que se ha identificado con Tartessos, aunque otras hipótesis señalan un lugar de Asia Menor. Esos barcos buscaban plata y otros metales. También los romanos explotaron minas en diferentes lugares de la Bética, como en Cástulo muy cerca de la actual Linares, de la que extrajeron plomo; en tierras de la actual Huelva, explotaron el cobre y en diferentes puntos de Sierra Morera otros minerales.
Esa explotación se mantuvo, con mayor o menor intensidad, en los siglos siguientes, hasta llegar al momento en que, en el siglo XIX, la llamada revolución industrial necesitó de grandes cantidades de materias primas. La compañía británica Rio Tinto Company Limited en 1873 —durante la efímera y fracasada Primera Republica— compró al gobierno español los derechos de explotación de las minas de cobre de Huelva. La pirita cúprica onubense proporcionó durante años las mayores cantidades de cobre del mundo. La compañía británica ejerció su actividad como lo habría hecho sobre un territorio colonial. Sus abusos dieron lugar a que quince años después, en 1888, durante la Restauración, se produjera la protesta de los vecindarios de la cuenca minera. Esa protesta es conocida como Año de los Tiros en que, aunque parezca ficción, unidades del ejército español llamadas para imponer el orden, dispararon contra sus compatriotas para salvaguardar los derechos de la poderosa compañía británica. Los muertos fueron en torno a doscientos.
En el norte de la provincia de Córdoba fue una compañía francesa, la Sociedad Minero-Metalúrgica de
Peñarroya, la que controlo la explotación de su cuenca carbonífera. Los ingenieros y técnicos franceses vivían en su propio barrio, con vigilancia privada, sin mezclarse con la población
Hoy crece la demanda de nuevos minerales de los que se obtienen materias necesarias para las nuevas tecnologías. Son el bismuto, el wolframio, el cobalto o las denominadas tierras raras. Su control es uno de los objetivos de las grandes potencias, igual que ocurrió con la revolución industrial. Andalucía es, según los sondeos, rica en estos minerales, que vuelven a ser objeto de una importante demanda. Es de desear que otra vez fenicios, romanos, británicos o franceses no vuelvan a ser los dueños de esas riquezas y las exploten a su conveniencia. Dependerá de las decisiones que tomen los gobiernos y también de la actuación de las compañías autóctonas.
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