Las Mareas Blancas por la sanidad, un brazo político de la izquierda en Andalucía
Antiguos regidores, parlamentarios, candidatos a las listas electorales o, como mínimo, afiliados, son los perfiles más habituales de los impulsores de estos movimientos de protesta
Las manifestaciones y protestas callejeras a causa del acceso a la sanidad han sido una constante en la Andalucía de los últimos meses y años. A las clásicas convocatorias de los sindicatos más versados en el sector, se han añadido —y a menudo simultaneado— las ... que procedían de las conocidas como Mareas blancas, organizaciones que, tomando el símil cromático del uniforme médico y con el afán de no identificarse con ningún color ideológico, aspiran a representar los intereses de los usuarios y facultativos con críticas recurrentes a los conciertos sanitarios y a lo que entienden como el «deterioro de los servicios públicos».
La sanidad es uno de los principales problemas de los que adolece la región. No es ninguna afirmación oculta en tanto que barómetros como el del Centra recogieron en su última oleada la creciente preocupación que despierta entre la ciudadanía y que el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, reconoció en varias de sus últimas comparecencias de mayor nivel. Como en el Debate de Estado de la Comunidad, donde anunció nuevas medidas para frenar las listas de espera y, sobre todo, descongestionar la Atención Primaria.
Con tal contexto es lícito que el pueblo se exprese para reclamar mejoras. Sin embargo, a tenor de la trayectoria general de las personas que están impulsando las distintas Mareas en Andalucía, el instrumento parece más una extensión de la oposición política que se hace en el Parlamento.
A grandes rasgos, seis de las ocho principales mareas provinciales, así como la Coordinadora Andaluza, entroncan con el Partido Socialista, Podemos, Izquierda Unida o el Partido Comunista. La misma radiografía puede aplicarse a las unidades de acción comarcales.
Antiguos regidores, parlamentarios, candidatos a las listas electorales o, como mínimo, afiliados... son los perfiles más habituales entre sus filas. La experiencia en labores sanitarias no parece ser un requisito para impulsar el movimiento ciudadano desde estas atalayas. Hay médicos, enfermeros y técnicos de emergencias, pero son los menos.
Las dos vertientes sí que se aúnan en el líder de la Marea Blanca Andaluza, Sebastián Martín Recio, facultativo de formación pero especialmente conocido por haber sido alcalde de Carmona durante tres mandatos completos (de 1995 a 2007) y de Manzanilla otros cuatro años (de 1979 a 1983). Miembro destacado del PCE y, sobre todo, de IU —fue coordinador general de Áreas y específicamente de Sanidad a nivel autonómico— también está al frente de la marea de Sevilla capital.
Recientemente publicó un documento que esbozaba un «plan de acción para todas las Mareas Blancas andaluzas» en el que advertía de que a partir del mes de octubre de 2024 y por un periodo de más de un año estaremos inmersos en una pugna electoral de gran calado, dada la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas de 2026».
En la misiva rectora recalcaba que «la mayoría absoluta del PP en el Parlamento andaluz servirá como muralla ante la presión social y política de la ciudadania; hablando de 'diálogo y pacto' con una mano mientras mostrará desprecios contundentes a la crítica en todo lo relativo a su estrategia de fondo». En ese sentido, abundaba que «esta estrategia de las derechas tiene como referencia tres ámbitos relevantes: el deterioro de los servicios sanitarios públicos, la complicidad de las instituciones y los sectores políticos de la derecha y del centro, y la conformidad o resignación de amplios sectores de la población».
Como resumen de las líneas de actuación planteaba «un pulso muy fuerte, con gran capacidad de resistencia y de dinamización social y política, para defender la sanidad pública». El peso de lo político es evidente en los cuatro extractos.
Que Martín Recio también comande la Marea Blanca sevillana es síntoma de que ésta es una de las de mayor empuje, auspiciada además por la asociación Facua-Consumidores en Acción. Este organismo ha demostrado en diversas ocasiones una especial sintonía con iniciativas y personalidades de la esfera más a la izquierda del espectro político.

De hecho, la propia provincia cuenta con otras cuatro mareas comarcales con representantes con clara vinculación socialista. Por ejemplo, la de Alcalá de Guadaíra, con José García Martín —miembro del PSOE alcalareño—; la de Écija, con Rosa María García Flores —de la candidatura socialista—; la de Sierra Sur, con Juan José Monedero —médico jubilado que fue nombrado secretario general provincial de Salud y Recursos Comunes en la Delegación de Málaga en la etapa del PSOE en la Junta— y, especialmente, la de Sierra Morena de Sevilla.
Moción de censura
En este último caso hay miembros históricos del PSOE de las Navas de la Concepción —como el portavoz Enrique Rodríguez Vázquez— y de Constantina, amén de otros colaboradores procedentes de Adelante Andalucía (Belén Navas). Dentro de las variantes de la izquierda, hay miembros de Sumar en la Marea Blanca de Camas (José Luis Márquez Ojeda) y de Podemos en la de Lebrija (Tito Jiménez y Bene Cordero).
Hay incluso casos de miembros activos de las mareas que fueron tiempo atrás diana de mociones de censura. Así ocurrió con la que fue la alcaldesa constantinense en 1997, Francisca Mendoza (PSOE). Apenas dos meses pudo ejercer su cargo a causa de la unión del Partido Popular, el Partido Andalucista y el Grupo Mixto, que le retiró el bastón de mando.
Una situación similar es la que envuelve a Luis Escribano del Vando, presidente de la Asociación Justicia por la Sanidad de Granada. Fue jefe del servicio de Cooperación Económica de la Dirección General de la Administración local hasta que resultó cesado por el PSOE en 2016.
Sostiene que fue objeto de una purga por haber denunciado en incontables ocasiones a la Junta de Andalucía socialista por casos de corrupción. Desde entonces ha mantenido su perfil crítico extrapolando sus contundentes mensajes al actual Gobierno andaluz de Juanma Moreno.
No obstante, la Marea Blanca de Granada propiamente dicha se sustenta igualmente sobre tres puntales del PSOE: el exalcalde granadino Francisco Cuenca y las parlamentarias Ángeles Prieto y Olga Manzano.
La activa marea gaditana
Por su parte, la provincia de Cádiz tiene un especial peso en el mapa reaccionario andaluz. Además, salvo casos puntuales en la comarca de la Janda como los de Julián y Jesús de Hoyos, ambos de Izquierda Unida, y de Desirée Redondo, afiliada al mismo partido, en este territorio hay menos nexo directo con las formaciones políticas, más allá de la relación que cada cual tenga con la urna electoral.
El portavoz y coordinador de la Marea Blanca de Cádiz es Antonio Vergara, médico especialista en Medicina Interna muy activo en su labor movilizadora. Fue Hijo Predilecto de la ciudad gaditana en 2021 y se le recuerda especialmente por sus atenciones a los enfermos de SIDA en los ochenta y por reclamar derechos para este colectivo.
Estuvo tentado a ser candidato a la Alcaldía de Cádiz por su poder de convocatoria, que sigue demostrando en tanto que las mareas comarcales siguen su estela. En la zona se encuentran en vigor la de Jerez —principalmente de raíz sindical-, la del Campo de Gibraltar —actualmente más desactivada-, la citada de la Janda y la de San Fernando. Destaca esta última porque ha reactivado su actividad justo ahora tras diez años latente. La guía Concha Vázquez, de la Plataforma Hospital San Carlos.
Las otras asociaciones
Las otras cinco provincias también cuentan con su Marea Blanca, aunque quizá con menos foco mediático. Se repiten los patrones generales de las más fuertes. Por ejemplo en Jaén con Lucas Martínez, jubilado de banca que perteneció al PSOE; en Córdoba con Práxedes Pérez o Antonio Carrillo, en la órbita de IU y/o Adelante Andalucía; en Almería con María Jesús Amate, coordinadora provincial de Izquierda Unida; o en Málaga con Mercedes Sánchez, activista de Podemos y anteriormente en el Grupo Municipal de Adelante Málaga.
Mención aparte merece la Marea Blanca de Huelva, una de las más recientes en cuanto a su constitución, y que también se cimenta sobre nombres propios del PSOE, IU, PCE y Adelante. Una de sus portavoces sí que trabaja con la salud, pues es la presidenta de la asociación de personas con fibromialgia Fibronuba.
Este es en esencia el contexto que plantea el pulso en las calles a la gestión sanitaria andaluza, y el que recientemente denunció al SAS por los prolongados tiempos de espera para la atención diagnóstica y terapéutica. Aunque aducían una vulneración de derechos fundamentales, las ocho Fiscalías Provinciales resolvieron de manera unánime que no se observaban «indicios de infracción penal». El 12 de diciembre presentaron en la Gerencia del SAS 20.000 firmas de «indignación ciudadana» y en breve convocarán nuevas protestas.
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