Ana Langeheldt: «Hay que dejar claro que el arte urbano es una cosa y el graffiti otra»
La pionera pintora sevillana ha ilustrado las etiquetas de la edición Patrimonio de Cruzcampo
Pepe Baena realiza las etiquetas de Cruzcampo: la poesía de un puchero hecha pintura

En plena pandemia, un entrañable mural en la calle Sol de Sevilla de una abuela acunando una botella de Cruzcampo nos devolvió la ilusión por esos momentos sencillos que nos hacen enormemente felices. Ahora, la obra de su autora, Ana Langeheldt, una artista sevillana ... de larga trayectoria, pionera en el arte urbano andaluz y creadora inquieta a la que le tira por igual la pintura clásica, la pintura mural o la ilustración, se pasea por los mostradores de toda España gracias a la campaña Patrimonio de la firma cervecera. Ésta resalta la riqueza y singularidad de los patrimonios chicos de Andalucía más allá de su monumentalidad. Y ahí están el puchero pintado por el gaditano Pepe Baena, entre otros y las figuras de Camarón o Martirio ilustradas por Langeheldt. La artista, licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla en 2003, ha trabajado para importantes marcas y eventos como el Festival de Cine Europeo de Sevilla, Turner Broadcasting System, Freixenet, Endesa o Anaya, entre otros muchos. Suyo es también el mural dedicado a la gesta de Juan Sebastián Elcano y Fernando Magallanes que el Ayuntamiento de Sevilla encargó en la barriada Elcano.
-En su biografía se destaca como pionera en el arte urbano en Andalucía. ¿Cómo cree que ha evolucionado en este cuarto de siglo?
-¡Un cuarto de siglo!, ni había pensado que llevaba tanto tiempo pintando murales. La evolución ha sido una cosa natural. Empecé pintando por darme el gusto, con spray, con amigos, mientras estudiaba Bellas Artes. Formatos abarcables para echar un rato y digamos que fueran mayores a lo que pintaba en casa o en la facultad. Empezó como un juego, una curiosidad. Con el tiempo me he profesionalizado y se han convertido en formatos enormes con un lenguaje distinto. Digamos que he cogido todos los conocimientos que he adquirido con el tiempo en otras técnicas y me lo he llevado a un tamaño enorme. Intento hacer ilustraciones gigantes o algo así.
Mirando hacia atrás y pensando en cuando empecé, como decía por curiosidad, veo que se ha ido transformando en un reto cada vez más grande, más difícil y más satisfactorio. He crecido en todos los sentidos, menos en estatura (ríe).
-¿Cómo fueron esos inicios?
-Estaba empezando la carrera de Bellas Artes cuando empecé a pintar muros. Fue allí cuando un amigo que ya estaba iniciado me invitó una tarde a probar pintar con aerosoles. De ahí solo fue entender cómo funcionaba aquella técnica y adaptarla a lo que ya hacía. Me encantó desde el primer momento. Esos ratos de quedar con amigos para hacer bocetos de una obra conjunta, ver colores, temática, llevarlo todo, pasar horas pintando una obra común, te hace aprender mucho. También se trabaja mucho el desapego, ya que pintabas y lo mismo no duraba mucho. Gastábamos el dinero en pintura. La sensación de grupo que se crea es adictiva y también hay mucha competición, estilos, otros grupos que pintan, estudias qué se hace fuera, etc. Artísticamente era muy estimulante y más con esa edad. De ahí te haces un nombre y empiezan a salirte trabajos relacionados y hasta hoy.
-A menudo el arte urbano se asocia al vandalismo o a lo subversivo, ¿cómo se lucha contra ese estereotipo?
-Es complicado. A día de hoy con un cuarto de siglo de trayectoria encima, y estando clarísimo, creo, que lo que hago no es graffiti, aún siguen estereotipándome con esa figura. Habría que dejar claro que el arte urbano es una cosa y el graffiti es otra, que es lo realmente vandálico, y también tiene sus porqués estudiado antropológicamente e históricamente. Yo no lucho contra quienes no quiere saber, la verdad. El que quiera informarse sobre qué es una cosa, qué es otra, y tenga las miras largas, a día de hoy tiene muchísimas herramientas para hacerlo.
-Freixenet ha sido su cliente y ahora Cruzcampo. ¿Cómo se enfocan dos trabajos tan diferentes?
-En este caso la diferencia es la marca. En los dos trabajos hice ilustraciones. Cada cliente me dijo qué querían de mí con exactitud y yo lo hice, sin más.
-Esta campaña de Patrimonio con Cruzcampo no es el primer acercamiento con la marca cervecera. Su mural de la calle Sol emocionó a todos. ¿Se ha basado en esas vivencias para este proyecto que ha compartido con Pepe Baena?
-El mural que realicé en la calle Sol lo hice dentro del proyecto de pintura mural FUGAH que organiza el taller artístico AHe. El taller, entonces situado en ese local, invita una vez al mes aproximadamente a un artista a pintar un mural en su pared. Yo llevaba tiempo queriendo hacerle un homenaje a mi abuela Carmen, que era muy cervecera y muy fan de la marca, y decidí retratarla así. No lo hice con intención ninguna, ni buscando nada a cambio. El mural causó tal revuelo que les llegó a ellos y a los años han contado conmigo para este proyecto.
El equipo de Cruzcampo nos dijo qué escenas y personajes teníamos que interpretar. Aunque ha salido rodado por la cercanía tanto de esas escenas como de los personajes.
-Chiquito de la Calzada, Camarón de la Isla y Martirio, tres personajes muy diferentes, pero los tres andaluces universales. ¿Cómo ha sido retratarlos para esta campaña?
-Una fantasía. No paro de repetirlo. Si a mí me hubieran dicho que iba a realizar unas ilustraciones de estos tres personajes en concreto para unos botellines de Cruzcampo me hubiese reído. Pienso mucho en mi abuela si hubiera podido verlo…
Los retratos para mí han sido toda una responsabilidad, por el respeto que les tengo a los tres. Las ilustraciones las hice con todo el mimo y el cariño del mundo, como si estuviera retratando a familiares míos, que de una manera abstracta los considero un poco.
-¿Cuáles son para usted los patrimonios inmateriales de Andalucía que le hubiera gustado recrear?
-Nuestra gente.

-También realizó un mural dedicado a las figuras de Juan Sebastián Elcano y Fernando Magallanes. ¿Cuál fue en ese caso la inspiración?
-Este mural fue un encargo del Ayuntamiento de Sevilla por el 500 aniversario de la primera vuelta al mundo que realizaron Magallanes y Elcano. Quise hacer como si fuera una ilustración de un cuento para niños, por el tipo de aventura que fue aquello y porque el mural se encuentra en un campito de fútbol donde entrenan y juegan los niños de la barriada de Elcano, en los Bermejales. Estaban encantados con su mural cuando se acabó.
-¿Qué encuentra en la pintura que no tienen los murales o la ilustración?
-Nada que no encuentre en los murales o la ilustración. Toda técnica tiene su encanto y su desencanto. Al final estoy creando, que es mi manera de pasar por el mundo.
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