Natación artística
Dennis González: «Necesitaba algo que me sacara del bullying y encontré la sincronizada»
El primer hombre en formar parte de un equipo de natación sincronizada en España, habitual coto de mujeres, volvió a brillar en la Copa del Mundo
Dennis hace historia: el primer varón en un equipo español de sincronizada y, además, gana el oro

Ya forma parte de la historia del deporte español y de la natación artística. Dennis González (Rubí, 2004) se convirtió este pasado fin de semana en el primer varón español en formar parte del equipo nacional, tradicionalmente femenino. Fue en la segunda etapa de ... la Copa del Mundo, celebrada en Soma Bay (Egipto). El nadador participó en la rutina libre y ayudó a ganar el oro. Exito que repitió este pasado fin de semana en Markham (Canadá) por delante de Japón y Estados Unidos. Además, también alcanzó lo más alto del podio en dúo mixto técnico junto a Mireia Hernández y en dúo mixto libre con Iris Tió.
—¿Qué balance hace de esta segunda etapa de la Copa del Mundo en Soma Bay?
—Nado con el equipo, hago el dúo mixto con Iris Tió, el dúo técnico con Mireia Hernández… Todo era muy nuevo y lo guay de ese campeonato es que no tenía expectativas y eso hizo que luchara más por lo que entreno en el día a día y que al final haya ido como ha ido.
—Fue el primer hombre en competir en un equipo tradicionalmente femenino ¿le temblaron las piernas?
—Un poco de todo. Era la primera vez que nadaba con el equipo. Había soñado tanto con este momento… Tengo el vídeo de antes de competir. Me grabé porque no quiero olvidarlo nunca. Llevo soñándolo toda la vida y aunque lleve entrenándolo todos los días, no es algo que tenga que hacer por obligación sino algo por lo que he luchado. No quería quitarle ese valor.
—¿Esta experiencia es la mejor desde que compite?
—No sabría clasificarlo. La medalla de oro que conseguí en mi primer Mundial fue increíble. Pero participar en este campeonato, con Rusia y ganarles, sacar un diez con el equipo… son muchas cosas. Demasiado fuerte, como que no me lo creo.
—Ha dado un paso más para romper barreras...
—Totalmente. Yo ya había visto equipos con chicos y a mí me hacía mucha ilusión formar parte del equipo, pero de uno top como este, que se juega la medalla… Me hacía mucha ilusión y más sabiendo cómo repercute esto en la participación de chicos en este deporte. Me convierto en uno de los referentes ante todos esos niños y niñas que lo ven porque es un deporte olímpico. Me enorgullece mucho y es muy importante.
—¿Cómo es el proceso desde que le dicen que nadará con el equipo?
—Ya estuve luchando desde principio de año por estar en el equipo técnico. Cuando se acercaba la competición, recuerdo que estaba muy cansado la primera vez que lo ensayé completamente. Estaba muy nervioso, acabé llorando, me agobié muchísimo porque era todo muy nuevo, pero Andrea me cogió y me dijo: 'tranquilo, lo haces increíble, merece la pena que estés aquí y vamos a seguir luchando por ello'. Tener al lado a alguien así me da tranquilidad y fuerza para sacar el potencial que tengo.
—¿Es una desventaja ser chico en su deporte?
—Para mí es una ventaja. En cuanto a coreografía por poder jugar con los dos papeles. Siendo sinceros, si todos se enfocan en el chico, éste marca la diferencia. Es guay, ya no hay ocho nadadoras, cada uno tiene un papel importante.
—¿Qué aporta usted?
—Aporto mucho más por lo que soy que por el simple hecho de ser un chico. Estoy seguro que si fuera una mujer aportaría lo mismo.
—¿Se entrena igual que las chicas?
—Actualmente entrenamos todos bastante lo mismo. Intentamos igualarlo todo porque todos queremos conseguir lo mismo. Cada uno entrena sus puntos débiles. Yo, por ejemplo, le presto más atención a la flexibilidad, tengo más innata la fuerza…
—¿Alguna ventaja?
—Tenemos una hormona extra y tenemos más fuerza, pero hay otros chicos que yo he visto que por genética son más flacuchos y tienen menos fuerza que una de mis compañeras, o no saben gestionarla y empujan menos. La fuerza controlada es mejor que la fuerza bruta. Son pequeños detalles.
—¿Cómo le recibieron las chicas al principio?
—Me dio un poco de miedo empezar con el equipo precisamente por eso. Ellas llevaban mucho tiempo juntas y yo llegaba de repente… Te da miedo porque no sabes si vas a encajar bien, si te van a ayudar, si te van a putear… Al principio iba con pies de plomo porque no quería cambiar nada del equipo pero también quería aportar… Ha sido un proceso lento, al principio fue complicado.
—A usted le ha entrenado Gemma Mengual y Andrea Fuentes…
—Cuando a final del año pasado me dijeron que la seleccionadora sería Andrea Fuentes ya supimos que esto iba a ser una locura. Ya vimos lo que hizo con EE.UU. sin las ayudas que tenemos aquí. Fue un notición. Con Gemma Mengual he compartido muchas cosas y al igual que Gemma y Andrea han sido un locura como nadadoras, también son una locura como entrenadoras.
—Andrea Fuentes es valiente en sus apuestas…
—Sabía que, aunque a Andrea se le va la olla en algún momento, todo lo que hace es por el bien del equipo. Todo lo tiene analizado, es increíble lo que trabaja, como transmite el mensaje que nos quiere hacer llegar y como nos motiva día a día.
—Todo el mundo espera oro en el dúo mixto ¿siente presión?
—A mí no me gusta. Trabajo por un deporte en el que nunca sabes lo que va a pasar. Los otros países trabajan igual que tú… Yo busco hacer en las competiciones lo que he entrenado, pero a veces ni haciéndolo mejor que en todas las veces que lo has hecho ganas. Buscas la excelencia, pero no siempre se consigue. No me gusta que la gente piense que voy a conseguir el oro porque nunca doy nada por sentado. Yo voy a luchar hasta el final con lo que he entrenado y luego el resultado vendrá si tiene que venir. Si me pongo esa presión no acabo sacando ese espíritu que tengo a la hora de nadar. Si voy con esa presión me tiro al agua con miedo.
—¿Es complicado romper estereotipos?
—Fácil no es porque todo lo que significa romper o hacer algo nuevo no es fácil, pero para mí ha formado parte de la carrera que he querido seguir. Romper con estas barreras ha sido una consecuencia de mis sueños, no ha sido complicado porque siempre he seguido luchando por lo que quería y he seguido trabajando por eso. Es cierto que tienes un montón de barreras que otras personas no tienen y que las tienes que afrontar si quieres seguir hacia adelante.
—Como nadar con el equipo…
—Para mí nadar con el equipo ha sido más cumplir un sueño que romper una barrera, pero estoy muy satisfecho de la consecuencia que ha tenido todo esto. Par mí es un 'honorazo'.
—¿Haría obligatorio cumplir una cuota mínima de hombres en los equipos de sincro?
—Yo no. Más que nada porque poder luchar por el puesto debe ser independiente de ser chico o chica. Al final acaba compitiendo el mejor nadador o la mejor nadadora. Tener que obligar a que haya un chico significa condicionar los puestos de los mejores nadadores o nadadoras. Lo que me parece justo es tener que luchar la plaza seas del sexo que seas. Si yo tuviera el sitio asegurado por ser chico no trabajaría ni entrenaría con la misma intensidad.
—Pero en la sociedad actual se exige una cuota mínima del otro sexo…
—Ya tenemos el dúo mixto y el dúo femenino, que espero que en un futuro sea dúo a secas y puedan participar dos hombres o dos mujeres, pero en cuanto al equipo, tiene que luchar y ganárselo el mejor o la mejor. Poner obligación de sexos obliga a que compita alguien que a lo mejor está por debajo del nivel de una de las personas que se queda fuera.
—¿Sería posible ver alguna vez un equipo solamente compuesto por chicos?
—Sería muy guay. En diciembre hicimos una concentración la mayoría de los mejores chicos del mundo y fue algo increíble. Sacamos algo visualmente superbonito. Me lo imagino porque lo he vivido.
—¿Qué le parece la decisión del COI de no permitir el dúo mixto en el programa olímpico?
—Eso sí que me molesta. Va en contra de la igualdad. Si las chicas tienen la oportunidad de hacer un dúo olímpico ¿por qué los chicos no tienen la oportunidad de hacerlo en su categoría en mixto? Eso sí que me da rabia. Seguimos luchando y evolucionando, pero no es algo que esté acabado. Seguimos en proceso y estoy contento con toda la evolución que ya llevamos y la cantidad de chicos que se empiezan a ver. Sé que al final llegará. Por eso, aunque me preocupe, sigo trabajando por ello.
—Es un paso atrás…
—Al final cada uno elige el deporte que quiere y puedes tener más o menos suerte, pero un deporte como éste, que lleva mucho tiempo siendo olímpico y en el que ha habido muchos cambios, con mucha cantidad y calidad en los dúos mixtos en los Mundiales… Es una categoría bonita de ver y digna de estar en los Juegos. No sé el motivo de la decisión, pero seguiremos luchando para que esté.
—¿Se siente un referente?
—Yo estoy haciendo mi deporte y pienso que soy uno más del equipo, pero cuando hacemos exhibiciones veo los ojos de ilusión de los niños y niñas cuando te miran y entonces sí que lo siento porque yo he estado en esa situación. Es algo emocionante y no eres consciente hasta que ves que los niños quieren ser como tú. Eso te llena muchísimo y es una de las cosas por las que llevaba luchando y soñando por conseguir. Me enorgullece muchísimo.
—Dice que la piscina es su refugio. ¿Refugio de qué?
—Me evade de todo. Tenía esa pasión, pero no disfrutaba porque sufría bullying, comentarios, problemas… Necesitaba algo que me sacara de todo eso. Probé un montón de deportes y no había nada que me saciara. Viéndolo desde fuera, porque mi madre era entrenadora, me llamó la atención y quise probarlo. Era tirarme a la piscina, escuchar la música y dejarme llevar. Poco a poco todos esos prejuicios y emociones que yo tenía dentro, enganchados en la piel se iban soltando, flotando por el agua y yo me iba quedando más limpio. Luego cuando salía afrontaba mucho mejor los problemas y estaba más tranquilo. Pasaba más de todo porque encontré la sincronizada. Le daba toda la pasión y emoción que podía y le quería dar.
—La familia es importante…
—No hay duda que el apoyo de mi madre y de mis entrenadores ha sido ultraimportante, aunque saliera mal. Mi madre me avisaba que algo saldría mal pero yo era muy tozudo y lo acababa haciendo, pero cuando me caía, en lugar de reprochármelo, lo que hacía era acompañarme hacia arriba y ayudarme a seguir para adelante.
—¿Qué le diría a un niño que quiere ser como usted pero que la presión social le empuja hacia otro deporte?
—Que si yo lo he hecho todos lo podemos hacer. No tenemos más oportunidades que una de lo que queremos hacer en la vida y todo lo que hacemos por pasión acaba saliendo mucho mejor que lo que hacemos por presión. A veces tienes dudas y altibajos, pero no podemos dejarnos llevar por hacer cosas que realmente no nos llenen. Es tirar todo tu potencial a la basura. No quiero que nadie se eche hacia atrás a la hora de probar algo. Hay que probar, hay que equivocarse, hay que caerse, saber levantarse… de todo se aprende. No pierdes nada por hacer algo que a lo mejor te da miedo.
—¿Cómo es una concentración con tanta mujer?
—Al principio fue complicado, sobre todo por las edades. Yo quería jugar, estaba desconcentrado y ellas lo único que hacían era hablar de sus cositas… eran diferencias muy grandes en esas edades y yo me sentía completamente fuera de lugar. Luego te adaptas, pero tienes que ser tú hasta que te acaban aceptando. Para ellas también era complicado tener a un chico dentro del equipo. Ahora, por suerte, está más normalizado y no es tan raro ver a un chico dentro del equipo.
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