Barcelona 1 - MALLORCA 0
El Barça sabe ser pobre y ganar
La Liga | Jornada 33
El equipo azulgrana atacaba sin luz y el Mallorca respondía sin fortuna, aunque rompiendo la línea del fuera de juego de Flick con demasiada facilidad
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Araújo de titular parecía una absurda manera de tentar al destino; y Ansu Fati el pasado marchito extrañamente resucitado. Empezó el Mallorca avisando, Ansu respondió con un una jugada individual, de chupón como dirían en el patio del colegio. A este chico en Barcelona ... solían llamarle el hereu (el heredero) refiriéndose a Messi. Tardó más de lo habitual la realidad en aterrizar el delirio, pero fue cruel cuando lo hizo. El Mallorca llegaba con peligro pero unas veces la torpeza de Antonio Sánchez y otras el acierto de Tec impedían cambios en el marcador.

Hansi Flick ha pedido encarecidamente a Alejandro Echevarría, presidente en la sombra del Barça y quien tiene el máximo control de los jugadores del primer equipo, que haga lo posible por apartar el foco mediático de Lamine Yamal y diluir su absoluto protagonismo. De momento no ha pasado nada grave, pero no es fácil llevar el peso atroz de tu genialidad cuando todavía no eres ni mayor de edad. Ferran pudo marcar pero paró bien Leo Román.
Poco afortunado Araújo, el Barça atacaba sin luz y el Mallorca respondía sin fortuna, aunque rompiendo la línea del fuera de juego de Flick con demasiada facilidad. Resulta alarmante la vulnerabilidad defensiva azulgrana cuando el truco no funciona. Un equipo más exigente puede llegar a hacer daño. Por suerte Tec estaba concentrado y determinante, nada cantón. Ansu agonizaba con la tristeza que da la incapacidad. Lamine Yamal le puso a Olmo una asistencia mágica. Leyó muy bien Olmo el desmarque pero Leo Román respondió con otra magnífica parada. Fue la jugada más clara del partido hasta entonces, y la más hermosamente trenzada. El genio de Lamine Yamal, la inteligente rapidez de Olmo y la sobresaliente intervención del portero visitante, que continuó parando lo indecible. Es cierto que la fortuna le sonrió en dos ocasiones seguidas: la primera, porque un disparo rebotado de Gavi fue al palo. La segunda porque Araújo, que parecía a sueldo balear, falló a puerta casi vacía. Tras estos dos lances, continuó Román con su asombroso recital, la única explicación por la que el Mallorca continuaba vivo.
En cada jugada que tenía, Ansu constataba su divorcio con el fútbol. Era tal el bombardeo del Barça sobre la portería contraria que el portero y los defensas hasta se reían de lo que llegaban a despejar y del modo inverosímil en que lo hacían. Es verdad que los ataques no eran los más finos, pero era todavía más cierto, y difícil de creer, que continuara el empate a cero. Ansu fallaba lo fácil y lo difícil y en su cara se reflejaba el desconsuelo por algo mucho más hondo que otra ocasión perdida.
Justo tras el descanso, no pasó ni un minuto, Dani Olmo corrigió la anomalía histórica del primer tiempo y cruzó un delicado disparo para marcar el primero. Justo premio. Volvió el ataque y gol local y volvieron también las paradas de Leo Román. Araújo también volvió a comprometer a su equipo en cada una de sus intervenciones.
El Mallorca tenía lo suyo —poco— para empatar, y pese al amplio despliegue azulgrana no era descabellado pensar en un reparto de puntos final si el Barcelona no conseguía marcar el segundo. Lamine fallaba como para preocuparse. Flick metió a Raphinha y a Fermín. Ansu Fati regresó al olvido y a Olmo lo guardamos para que no se hiciera daño antes del sábado.
El Mallorca tomó riesgos para buscar el empate y el Barça trató de aprovecharlos. No es que fuera un partido igualado, ni equilibrado, pero era sorprendente lo mucho que al Barça de costaba marcar, pese a todo lo que generaba, y lo poco que al Mallorca le costaba crear peligro pese a su escasez de talento y recursos. Flick dio un cuarto de hora a Gerard Martín y Pau Víctor y descanso a Ferran y a Héctor Fort. De Jong entró en el 86 por Lamine Yamal, muy desorientado. A Éric le perdonaron un minipenalti en el 88. Impresionante recital hasta el final de Leo Román, de largo la estrella de la noche pese a la derrota de su equipo.
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