Un técnico señala que Pradas ordenó que no se enviara la alerta de la dana hasta que ella diera el visto bueno
Uno de los funcionarios que participó en el envío del mensaje ES-Alert declara ante la juez que no trasladaron al Cecopi el correo que advertía de la brutal crecida del barranco del Poyo
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Uno de los técnicos del Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana que participaron en el envío del mensaje ES-Alert el día de la dana señaló este martes ante la juez que la ex consellera de Justicia e Interior imputada, ... Salomé Pradas, ordenó -como máxima autoridad- que no se enviara ningún texto sin que ella diera el visto bueno e incidió en ello varias veces. Los trabajadores, recalcó el testigo, se limitaron a seguir las instrucciones que les iba trasladando su jefe directo, el subdirector general de Emergencias, Jorge Suárez. Tras descartarse un primer mensaje redactado por el peligro de colapso de la presa de Forata, se les ordenó escribir un segundo texto para enviarlo a toda la provincia. Esa alerta a los teléfonos móviles se emitió finalmente a las 20.11 horas, cuando las llamadas al 112 llevaban horas advirtiendo del desastre.
No obstante, de acuerdo con las distintas declaraciones judiciales que se vienen produciendo en las últimas semanas, el debate en el seno del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) sobre cómo y a quién había que advertir del peligro de Forata se inició más de una hora antes, alrededor de la siete de la tarde, ante el miedo de que en dos horas la presa se rompiera. La propia Pradas incidió en la falta de información sobre los caudales de los barrancos que acabaron provocando la tragedia, descargó la toma de decisiones en los técnicos y defendió que no se esperó para lanzar el mensaje a que llegara al Cecopi el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, algo que no ocurrió hasta las 20.28h.
El testigo, funcionario interino desde 2018, no concretó cuánto tiempo se empleó en redactar ese aviso, según indican a ABC fuentes presentes en la declaración. Mientras se preparaba su contenido, explicó, los asistentes a la reunión del Cecopi entraban y salían de la sala -ubicada en el complejo del 112- en la que se estaba produciendo ese encuentro desde las 17h. La situación ya era muy complicada, apuntó, cuando él se incorporó a su puesto a las 14.30h.
El técnico de seguridad y control -obligado a decir la verdad y a contestar a todas las partes- compareció en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja, que investiga la catástrofe del 29 de octubre. El procedimiento está abierto por presuntos homicidios y lesiones por imprudencia. La magistrada centra las diligencias en las 228 muertes, que considera evitables ante «la palmaria ausencia de avisos», y ha reiterado en distintos autos que el mensaje masivo emitido a los móviles de la población fue «tardío y erróneo», pues pedía evitar desplazamientos, cuando «muchas víctimas fallecieron sin salir de la planta baja de su domicilio, al bajar al garaje, o simplemente por encontrarse en la vía pública».
El técnico señaló ante la instructora que habían recibido formación un año antes sobre el sistema ES-Alert, pero que no estaba protocolizado, y explicó que para ejecutar el envío se necesita a una persona que redacte el mensaje -lo hizo el jefe de la Unidad de Análisis- y a otra que lo valide. El subdirector general descartó que el texto se enviara en castellano e inglés y se emitió en castellano y valenciano.
Nadie vigilaba los barrancos
Tras autorizarlo la exconsellera, se pidió por teléfono a otro compañero -que no estaba allí- que lo validara. Un proceso que no llevó mucho tiempo, de acuerdo con su declaración. Pasado otro corto periodo y estando presentes Pradas y Suárez, se les ordenó redactar un segundo mensaje distinto sin conocer el motivo. La consellera insistió en que no se enviara ningún texto sin su aprobación.
El funcionario atendía el sistema CoordCom, una plataforma en la que se comparte la información de una emergencia con todas las agencias implicadas. A través de ella, se fue notificando a los alcaldes el agravamiento de la situación de la presa de Forata. Aquella fatídica tarde, según su relato, ni tenía acceso ni recibió orden de acceder al Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que ofrecía datos cada cinco minutos sobre el caudal del barranco del Poyo. Tampoco había nadie dedicado específicamente al control de barrancos pese al escenario planteado. De hecho, los bomberos forestales encargados de ellos fueron retirados a las 15h.
En ese sentido, ha sostenido que una de sus compañeras advirtió de que la CHJ había enviado un correo sobre esta rambla -a las 18.43h, comunicando la brutal crecida- y se trasladó al jefe de la Unidad de Análisis, que era su superior inmediato. Esa información se anotó en el sistema CoordCom para que el resto de agencias tuvieran conocimiento, pero no se trasladó al Cecopi, puesto que el presidente del organismo estatal estaba en la reunión y se dio por hecho que trasmitiría esa información al ser el emisor de la misma. Cuestionado por ello, el técnico afirmó que no tuvo conocimiento sobre si los asistentes a esa reunión tenían acceso a la citada aplicación.
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