La vida actual del Padre Apeles en Roma: su delicado estado de salud, adicciones y su favorito para ser Papa
El famoso religioso español se trasladó a la capital de Italia para vivir «sus últimos días» tras años de excesos y problemas de salud
El padre Apeles reaparece vestido de monseñor en el Vaticano

Si alguien conoce mejor que nadie los vaivenes de la fama, ese es el padre Apeles. El religioso español fue durante los años 90 uno de los rostros más conocidos de la televisión española gracias a sus apariciones en programas como 'Moros y cristianos' o 'Crónicas marcianas', donde se convirtió en toda una estrella del mundillo en nuestro país. Prueba de ello era 'Cita con Apeles', el programa que llegó a conducir en Telecinco, antes de que los excesos y las adicciones acabaran precipitando su caída y convirtiéndole en un «juguete roto» más.
Tras una eternidad delante de las cámaras y aquejado de varios problemas de salud, el clérigo decidió retirarse de la vida pública hace unos años a raíz de un intento de suicidio. Desde entonces, el catalán ha tratado de mantenerse alejado del foco y ha llevado una vida «tranquila» afincado en Roma, donde se trasladó a vivir sus «últimos días».
Tal y como confesó hace unos días ante los micrófonos de ABC, el sacerdote español se encuentra «muy feliz» con este nuevo rumbo que ha tomado tras el infierno vivido a causa de la fama. Vestido de monseñor y paseándose por los aledaños de la plaza de San Pedro en El Vaticano, el padre Apeles continúa con su vocación clerical y disfruta de su vida social, a pesar de su delicado estado de salud.
La depresión del padre Apeles y su adicción a las pastillas y el alcohol
Desde su más tierna infancia, la vida de José-Apeles Santolaria de Puey y Cruells siempre estuvo marcada por una gran vocación católica, razón por la que acabó optando por ponerse el hábito. En 1993, fue ordenado sacerdote y, poco después, comenzarían sus primeras apariciones en televisión, donde se consiguió desmarcarse como un personaje que marcó una época en la historia de nuestro país.
A pesar de su fama, sus incendiarios comentarios le generaron muchos problemas con una institución tan importante para la Iglesia como la Conferencia Episcopal. En 1997, la organización que agrupa a los obispos españoles lo desautorizó, alegando que este nunca había pertenecido a una diócesis española y que había estado ejerciendo el sacerdocio fuera de toda jurisdicción. Sin embargo, esta deshonra no evitó que el padre Apeles siguiera luciendo con orgullo su alzacuellos en platós de televisión.

Por entonces, el padre Apeles apenas llegaba a la treintena, pero la fama que había alcanzado gracias a sus controvertidas declaraciones ya superaba todo tipo de fronteras. Fue entonces cuando se dejó llevar en este mundillo y se dejó consumir por la televisión, viéndose abocado a la peor de las ruinas tras haber tocado el cielo.
«Me arrepiento de la inconsciencia con la que hablaba, de los conflictos que alimenté. Era muy joven. Esa fama descontrolada acaba por desequilibrarte. Incluso tiempo después de dejarlo todo, sentía un sobresalto cuando sonaba el teléfono temiendo que fuera un nuevo escándalo, alguna denuncia. Luego el teléfono dejó de sonar. Al final asumes qué tipo de calaña se mueve en este mundo egoísta en el que todos actúan por interés», confesaba Apeles en una entrevista.
Arruinado tras gastarse «en viajes y libros» casi toda la fortuna que había conseguido en televisión, el sacerdote vivió uno de los momentos más duros de su vida, llegando a perder las «ganas de vivir»: «Empecé tomando pastillas para dormir. Luego, a mezclarlas con whisky para potenciar la sensación de letargo. Al final acabé sin querer levantarme de la cama», comentó en una entrevista para ABC.
«Empecé tomando pastillas para dormir. Luego, a mezclarlas con whisky para potenciar la sensación de letargo. Al final acabé sin querer levantarme de la cama»
Padre Apeles
Este paso por la televisión y el declive de su situación económica casi le llevó al suicidio, hasta el punto de que cada día le pedía a Dios que fuera el último de su vida. Alcohol, pastillas y una dura depresión de la que consiguió salir adelante gracias a la ayuda profesional que recibió: «Tomaba muchos somníferos. Iba andando y me torcía mucho los pies. Llegó un momento en que solo tomaba las pastillas. Un amigo médico me inyectaba cortisona… Fue entonces cuando decidí ir al hospital».
Su delicado estado de salud tras mudarse a Roma
Tras el infierno que vivió a raíz de estas adicciones y al borde de quitarse la vida, Apeles acabó encontrando la estabilidad fuera de las fronteras de nuestro país. Llegó a recuperar durante un breve tiempo su vida eclesiástica y trabajó en cuestiones jurídicas y de patrimonio cultural, aunque, a raíz de sus problemas de salud, acabó retirándose a Roma para pasar sus «últimos días» allí.
«Ya no tenía familia cercana ni nadie que me retuviese en España y creí que había llegado el momento de realizar mi sueño. En Barcelona no hacía nada, estaba harto de tanto separatista y perroflauta y me fui a una ciudad en la que aún hay una importante vida cultural y social. Me trasladé definitivamente a Roma a pasar mis últimos días. Es una ciudad de ensueño», contó en una entrevista para la revista Semana.
En este mismo medio admitió que, a pesar de que echa de menos los medios de comunicación, no se plantea volver a la televisión. «Mi salud es muy delicada y estoy pensando más en el otro mundo que en este [...] Ya no me queda vida para ningún proyecto ni a corto ni a medio plazo. Sólo vivo lo poquito que me quede intentando ser feliz y haciendo felices a los pocos que están a mi lado y esperando encontrarme pronto con Dios», aseguró entonces.
«Me trasladé definitivamente a Roma a pasar mis últimos días. Mi salud es muy delicada y estoy pensando más en el otro mundo que en este»
Padre Apeles
Los papables favoritos del padre Apeles para ser el nuevo Pontífice
A pesar de que se ha retirado por completo de la vida pública, hace unos días pudimos verle en las horas previas al funeral del Papa Francisco paseando por la plaza de San Pedro. Allí atendió a varios medios españoles, incluido ABC, donde se mostró «conmocionado» tras el fallecimiento y contó cómo se estaba viviendo el duelo por el Sumo Pontífice en la ciudad. «Yo era muy pesimista cuando entró en el Gemelli. Luego tuvimos esta ilusión de que se recuperaba y, de pronto, esta sorpresa», comentó la pasada semana a ABC.
Respecto al Cónclave y a los posibles sustitutos de Jorge Bergoglio, el padre Apeles también tiene su favorito particular para convertirse en el vicario de Cristo: su antiguo «profesor», Peter Erdo, arzobispo de Budapest. «Es canonista, un jurista. Creo que es un buen organizador. Siempre se habla de la curia, de cómo funciona. Creo que hace falta alguien que conozca el oficio. Sería un buen candidato», dijo al ser preguntado por los candidatos.

No fue el único al que el sacerdote español hizo referencia en su declaración, pues también mencionó a otro papable: el cardenal Pierbattista Pizzaballa. «Gustaría mucho a distintos sectores. Lo que pasa es que es muy joven. Francisco era mayor cuando lo eligieron, y el Pontificado duró 12 años. Si eliges a alguien de menos de 60, ya no es un padre santo, sino un padre eterno, porque puede aguantar 30. Si sale bien, fenomenal; pero si no sale bien... Supongo que escogerán a alguien con un poco más de edad», apuntó entonces a este medio.
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