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LA TRIBU

Aquel campo

Te da tanta pena ver el tráfico por las calles como ver el campo siempre sin un alma

Antonio García Barbeito

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NI el campo ni el pueblo, ni las calles ni los caminos. Si te asomas al campo, te da pena lo deshabitado que está; si paseas por el pueblo, te horroriza ver que no hay calle que no esté ocupada por los coches. Te da ... tanta pena ver el diario tráfico por las calles como ver el campo siempre sin un alma. Recuerdas al penúltimo romántico, todos los días yendo a sus olivos, a sus higueras, a sus almendros, a su casita asomada a la vega y a la vía. Y recuerdas al último, que dejó de inclinarse sobre la tierra para acabar criando plumas y picos y compartiendo con amigos un mosto y unas palabras en una casita de campo, humilde, que tiene tanto de ermita como de casa. Los demás fueron dejando de ir a lo suyo o a lo de su mujer, donde tenían querencia por el camino y pasión por el cachillo tierra que trabajaban, tan generosos. Los demás, ¿dónde?

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