Un estudio español avala la seguridad de los bioimplantes de células madre cordón cardiacos
El estudio ha realizado el seguimiento de 7 intervenciones de esta cirugía pionera de ingeniería de tejidos durante tres años, y ha constatado una excelente biocompatibilidad, sin generar rechazo en los pacientes
Médicos españoles realizan el primer implante de células madre de cordón para regenerar un corazón infartado

En 2019, el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona realizó por primera vez una cirugía pionera en el mundo para fijar un bioimplante de células madre procedentes de cordón umbilical directamente en el corazón de un paciente con el objetivo de reparar el tejido de este órgano tras sufrir un infarto
Ahora, un estudio en 'eBioMedicine' avala la seguridad de estos bioimplantes, llamados PeriCord, que hace que la zona afectada se regenere y revascularice.
La investigación ha realizado el seguimiento de 7 intervenciones de esta cirugía pionera de ingeniería de tejidos durante tres años, y ha constatado una excelente biocompatibilidad, sin generar rechazo en los pacientes.
La terapia se ha desarrollado entre el grupo de investigación ICREC (Insuficiencia Cardíaca y Regeneración Cardíaca) del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) y el Banc de Sang i Teixits (BST).
El PeriCord presenta propiedades antiinflamatorias y abre la puerta a poder crear otros medicamentos en otras patologías más allá del corazón.
Regenerar el corazón
Los resultados prometedores obtenidos en el ensayo clínico con PeriCord, que busca reparar el corazón en pacientes que han sufrido un infarto, confirman la factibilidad de nuevas terapias basadas en la aplicación de células madre e ingeniería de tejidos para favorecer la regeneración de tejidos dañados.
Este nuevo medicamento, que proviene de células madre de cordón umbilical y de pericardio de donantes de tejidos, es un producto de ingeniería de tejidos (un tipo de terapia avanzada que combina células y tejidos optimizados en el laboratorio), pionero a nivel mundial y que se aplica en pacientes candidatos a un bypass coronario, aprovechando la intervención. Su función es reparar la cicatriz que ha quedado en el área del corazón afectada por el infarto, que ha perdido la capacidad para latir cuando la sangre ha dejado de circular.
Estas células han demostrado tener una gran plasticidad e importantes propiedades inmunomoduladores y antiinflamatorias. Los últimos estudios preclínicos en el modelo de cerdo habían demostrado que este tipo de bioimplante tenía la capacidad de reducir de forma significativa el tamaño del infarto , así como mejorar la función cardiaca y, en el año 2013, el grupo ya había demostrado la capacidad de estas células madre para formar pequeños vasos sanguíneos en el área infartada del corazón en ratones y reoxigenarla. «Ha sido un largo camino desde las primeras pruebas preclínicas», explica el director del grupo de investigación en Enfermedades Cardiovasculares en el IGTP (ICREC), Antoni Bayés-Genís.
A finales de 2018 se consiguió la aprobación definitiva del PeriCord para el uso humano por parte de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). El medicamento se elabora en las salas blancas de terapia avanzada del Banco de Sangre y Tejidos, y se implanta en los quirófanos del Hospital Germans Trias.
Este ensayo clínico pionero en humanos llega después de muchos años de investigación en ingeniería de tejidos
Antoni Bayés-Genís
ICREC
La primera intervención de esta nueva terapia fue hace casi 4 años fruto de la colaboración entre el grupo ICREC (Insuficiencia Cardíaca y Regeneración Cardíaca) del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) y el Banc de Sang i Teixits (BST). Visto el éxito, se inició un estudio para demostrar su seguridad clínica. En el estudio se han incluido 12 pacientes candidatos a bypass coronario, de los cuales 7 se han tratado con bioimplantes y 5 sin, para comparar los resultados.
«Este ensayo clínico pionero en humanos llega después de muchos años de investigación en ingeniería de tejidos, representando un tratamiento muy innovador y esperanzador para los pacientes que tienen una cicatriz en el corazón como resultado de haber sufrido un infarto refiriéndose al PeriCord», señala Bayés.
Aunque el estudio actual iba dirigido a demostrar la seguridad de este nuevo medicamento en el marco del infarto de miocardio, sus buenos resultados han demostrado que PeriCord tiene otras propiedades excepcionales.
Por un lado, ha demostrado ser un medicamento con una excelente biocompatibilidad, minimizando radicalmente el riesgo de rechazo y garantizando que el cuerpo lo tolere perfectamente.
Creemos que puede ser una herramienta muy valiosa para modular procesos inflamatorios
Sergi Querol
Servicio de Terapias Celulares y Avanzadas del BST
Y por otro, unas propiedades antiinflamatorias, que abren la puerta a aplicaciones más amplias en patologías donde existe inflamación. «Su potencial puede ser mucho más amplio, creemos que puede ser una herramienta muy valiosa para modular procesos inflamatorios». explica Sergi Querol, jefe del Servicio de Terapias Celulares y Avanzadas del BST.
Los pacientes incluidos en la terapia son personas que han sufrido un infarto y tienen una calidad y esperanza de vida reducidas. Por un lado, con el bypass se asegura que haya irrigación sanguínea en la zona y, por otro, con el bioimplante se va un paso más allá para estimular la cicatriz para que se inicien los mecanismos celulares involucrados en la reparación tisular.
«Se usan sustancias de origen humano dadas voluntariamente, tanto en lo que se refiere al tejido de pericardio de donante multitejidos como las células madre mesenquimales de donante de cordón umbilical en el nacimiento de un bebé», explica Querol.
El PeriCord está constituido por una membrana que procede del pericardio de un donante de tejidos, que el BST ha descelularizado y liofilizado. Después, ha sido recelularizada con estas células madre de cordón umbilical.
Una vez en el quirófano, los cirujanos fijan el bioimplante generado en el laboratorio en la zona del corazón afectada del paciente. Pasado un año, el tejido implantado se adhiere y adapta perfectamente a la estructura del corazón del paciente, recubriendo la cicatriz que había dejado el infarto.
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