Esta es la portada que Ferrer-Dalmau ha dibujado para el próximo ABC Cultural: «Recrea el año más dulce del Imperio español»
El artista ha apostado por una «pintura informal y sin detalles excesivos» para dar más vehemencia al episodio en el que se centra el suplemento
Este es el boceto definitivo de Augusto Ferrer-Dalmau para el monumento en honor a la Guardia Civil

Una «pintura rápida y sin detalles excesivos» que anhela «plasmar la marabunta que se genera durante un desembarco»; una obra que, a golpe de «trazo informal e ilustrativo», busca poner en valor a los soldados anónimos, sin rostro, que bregaron por la Monarquía hispánica al otro lado del Atlántico. Augusto Ferrer-Dalmau, nuestro castizo pintor de batallas, explica con viveza al otro lado del teléfono cómo ha dado forma a la portada que ha alumbrado en exclusiva para el nuevo número del ABC Cultural; el que se publicará este sábado 26 de abril y que versará sobre lo que el artista ha definido como «el año más dulce del Imperio español».
Se refiere Ferrer-Dalmau al llamado 'Annus mirabilis': 1625. «Fue una época cargada de éxitos militares», afirma. Y vaya si lleva razón. Ese 'año milagroso', una Monarquía hispánica asfixiada por las grandes potencias del Viejo continente echó el resto y encadenó una larguísima racha de victorias por tierra y mar; ¡y porque no existían todavía las fuerzas aéreas! «Se venció en Génova contra los franceses, en Breda contra las Provincias Unidas, en Cádiz contra los ingleses...», narra. Y añade una, esa ligada a la portada que ha dibujado. «A finales de 1624 se conquistó Salvador de Bahía a los holandeses tras un gran desembarco. Fue un hecho que sorprendió al mundo», suscribe.
Representar ese 'Annus mirabilis' fue el reto que le puso ABC a Ferrer-Dalmau, y el recogió el guante como mejor sabe: con una composición que muestra a los Tercios españoles en pleno desembarco de Salvador de Bahía. Lucen las banderas en alto, las picas en ristre y los arcabuces al hombro; todos prestos para el combate que se avecinaba. Al fondo se muestran los buques de la Monarquía hispánica, dispuestos también para sitiar la urbe brasileña. Y a la derecha, el fetiche artístico del pintor de batallas: el jamelgo de un sargento. Todo es poco, dice, para este suplemento.
La escena no ha sido elegida al azar; ni mucho menos. Está inspirada en el cuadro anónimo que se expone estos días en el Museo Naval y que narra el asedio de Salvador de Bahía por parte de un héroe olvidado: Fadrique de Toledo Osorio. El que fuera el I marqués de Villanueva de Valdueza fue el verdadero artífice de la conquista de la ciudad, pero sus cuitas con el Conde-Duque de Olivares provocaron que este le apartara y se apropiase este gran éxito militar. Ferrer-Dalmau se ha fijado en una parte de este colosal lienzo, el desembarco de los Tercios, y la ha recreado para ABC. «Es la que está a la derecha. La vista es a ras de playa», completa.
Trece de la fama
Viene con fuerza el pintor de batallas. No para. En el último mes ha elaborado también un boceto para el monumento a la Benemérita que la Hermandad de Guardias Civiles Honorarios ha propuesto levantar en Madrid. Y mientras, trabaja sin descanso para terminar uno de sus últimos cuadros: el que recrea la escena de los 'Trece de la fama'. Ese episodio en el que Francisco Pizarro, ante el desánimo del centenar de soldados que habían llegado con él hasta la Isla del Gallo, dibujó una línea en el suelo y les espetó un reto que ha pasado a la historia: «Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro a Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviese». Solo cruzaron 13.
«Es una historia sorprendente en el que unos pocos decidieron jugársela al 'todo o nada'. Tenía una deuda pendiente con esta escena: debía devolver a la vida», explica a ABC. El pintor de batallas mantiene que, «a lo largo de la historia, siempre han existido estas minorías» capaces de dejar huella en el tiempo. «Siento un profundo respeto por este tipo de personas que se lanzan a la aventura sin pensárselo dos veces», completa. La pregunta es obligada.
–¿Usted lo haría?
–Me hago esa pregunta, pero no encuentro respuesta. Todos tenemos algo de locura y supongo que dependería de las circunstancias del momento, o de mi estado de ánimo. No lo sé.
Lo que sí tiene claro es que «el cuadro es un estudio exhaustivo del episodio» bajo la asesoría de David Nievas. «Hemos investigado desde los ropajes que llevarían, hasta las armas», sostiene. A su vez, invita al público a «fijarse es sus expresiones, los de todos los presentes», y a sacar conclusiones. «Los hay que darán un paso al frente, y los hay que no. Queda claro en sus rostros», finaliza.
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