Valladolid 1 - Barcelona 2
Victoria y agonía de un Barça camino de la gloria
La Liga | Jornada 34
El gol inicial del Valladolid acabó obligando a Flick a dar entrada en el terreno de juego a sus titulares
Resultados y clasificación de Primera

En este Barça emocionante, supersexy, adictivo, todo importa en sí mismo: el regreso del portero, el descubrimiento de otra joven promesa. Cada partido tiene su afán, su interés, su magia, aunque el contrario esté descendido y sus aficionados hagan cruel burla de él. «Había ... una vez un circo», cantaban. Daba un poco de pena, hasta el punto de que el gol de rebote en el minuto cinco fue como una especie de alivio hasta para los rivales.
Valladolid 1-2 Barcelona
jornada 34 de la Liga
- Valladolid: André Ferreira; Candela, Cömert, Cenk, Aznou; Juric (Mario Martín, mi.85), Anuar (Ndiaye, min.64), Amallah (Grillitsch, min.73), Raúl Moro, Iván Sánchez (Chuki, min.73) y Sylla (Latasa, min.64).
- Barcelona: Ter Stegen; Fort, Araujo, Christensen, Gerard Martín; Pedri (De Jong, descanso), Gavi (Eric García, min.79), Fermín, Dani Rodríguez (Lamine, min.38), Ansu Fati (Raphinha, descanso) y Pau Víctor (Dani Olmo, min.62).
- Goles: 1-0, min.6, Iván Sánchez. 1-1, min.54, Raphinha. 1-2, min.61, Fermín.
- Árbitro: Muñiz Ruiz (Colegio Gallego). Amonestó a Sylla (min.8), Anuar (min.37) y Martín (min.90) por parte del Valladolid. Y a Christensen (min.66) y Araújo (min.83) en el Barça.
Muy mal Ter Stegen, con un saltito ridículo. No sé por qué, tal vez por la Historia, un alemán cuando hace el ridículo siempre queda más ridículo que los otros. Aunque siempre es complicado para un portero reaccionar a este tipo de rebotes, pudo hacer mucho más el portero alemán del Barça. Es cierto que Flick no tenía más remedio que darle tarde o temprano un partido al capitán recuperado pero este chico recordaba ya antes de lesionarse al verso tan duro de Jaime Gil de Biedma en su Epístola francesa «il n'y a plus triste temps que le futur passé». Bonito modo de reivindicarse de los jugadores locales ante el linchamiento innecesario de la grada. Las demostraciones de disgusto prosiguieron, esta vez contra el presidente Ronaldo, al que trataron de ofender lanzando falsos billetes de 500 euros.
Muchas rotaciones en el Barça, poca gracia. La segunda intervención de Ter Stegen fue otra vez mediocre pero por lo menos consiguió rechazar el balón, aunque no detenerlo, lo que sin duda fue mucho mejor dejarlo pasar como en el primer gol. No hay que despreciar el progreso. Dani Rodríguez, trabajador, trataba de aprovechar su oportunidad pero tal vez con demasiada ansia, al modo de los solitarios buscadores de oro. Ansu Fati insistía en la deplorable exhibición de su decadencia y pronto se sabrán los motivos, que nada tienen que ver con la mala suerte. Este chico, a cambio de no hacer nada, y de tratar sin ningún respeto el esfuerzo económico que el club hace por él, tiene contrato con el Barça hasta 2027, con un salario bruto de 12 millones de euros en la temporada 2025-26 y 14 millones en la 2026-27.
Poca fortuna para Dani Rodríguez, muy mala suerte esta temporada con las lesiones: 35 minutos le duró la oportunidad, hasta que tuvo que retirarse con el brazo vendado. Le sustituyó Lamine Yamal, al que se le terminó súbitamente el descanso. Tal vez su entrada podría dinamizar al equipo, inspirarlo, rescatarlo de la telaraña pucelana, frágil, pero por la que era imposible no sentir una cierta simpatía ante la insólita agresividad de la grada.
Primera parte mala -por decir lo menos- del Barça. Pero es tal la confianza que estos chicos inspiran que remontar en el segundo tiempo parecía lo más lógico, sin miedo de todos modos a tener que resolver la Liga en el Clásico. Flick pensativo, introspectivo, con cara de teutón al que no le ha salido lo planificado. Ese mal humor tan germánico por lo concreto. Su siguiente decisión era cuánto tardaría en renunciar a los experimentos de Ansu y Héctor Fort -horribles- y de este pobre chaval al que conocemos bajo el nombre de Pau Víctor y que si no cambian mucho las cosas va a ser más recordado por su inscripción fraudulenta que por su rendimiento.
La decisión de Flick fue en dos tiempos y tras el descanso entraron De Jong por Pedri y Raphinha por Ansu. Lamine Yamal, por cierto, con guantes, excesivamente protegido contra un clima improbable. Sus compañeros le buscaban pero con poca astucia: arrastraban todos los ataques de izquierda a derecha, de modo que todas las ayudas defensivas se centraban en él y era como una jaula. Poco ritmo en la circulación del balón, lo que daba tiempo al Valladolid para pensar.
El Barça voltea el marcador
Raphinha en el 54 dio la razón a su entrenador y empató el partido. A falta de inspiración compareció el oficio y Fermín en el 59 puso las cosas en su lugar marcando el segundo de un ajustado disparo. Olmo entró por Pau Víctor. Con la derrota, se recrudecieron las ofensas de la grada con sus jugadores. Héctor Fort tuvo el tercero pero chutó al palo.
El Barça perdió estabilidad, Ter Stegen redimió su ridículo en el gol con una gran parada que evitó el empate, Lamine Yamal se desesperaba -y con razón- con Héctor Fort, que sufría inquietantes desconexiones de la realidad. Gavi se rompió y entró Éric.
El Barça era muy superior pero el Valladolid no estaba tan alejado del empate. Parte de la adicción que el equipo de Flick genera es esta agonía romántica en que todo lo que se gana sabe a gesta y parece como si tuviera mucho más mérito del que tiene.
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