Natalia Ovejero: «Hay padres que no se atreven a viajar con sus hijos por miedo a la logística y a que se pongan malos»
Natalia Ovejero, madre y creadora de contenido, ofrece consejos muy prácticos para disfrutar durante el embarazo o en familia el descubrimiento de nuevos destinos
Vacaciones en familia: acertar en la elección asegura la diversión
Llega el buen tiempo y con él las ganas de salir de casa, viajar y disfrutar juntos padres e hijos juntos. Hay muchas familias a las que no les cuesta hacer las maletas y lanzarse a descubrir el mundo. Es el caso de Natalia Ovejero, madre de dos niñas (de 4 y 7 años), creadora de contenido y autora de @elmundo.en.mispies (con casi 300K seguidores). Está emocionada porque acaba de publicar su primer libro 'Viajar en familia' en el que cuenta sus experiencias y ofrece consejos muy prácticos para disfrutar y descubrir mundo ya sea durante el embarazo o con la familia a cuestas.
Parece que a los padres se les hace cuesta arriba salir de viaje cuando tienen hijos. ¿Qué les limita: ellos mismos, los niños, la sociedad que no ofrece los servicios adecuados para las distintas edades...?
Yo creo que nos limitamos nosotros mismos. Nos ponemos esas barreras por logística o por el miedo que tenemos a si va a salir bien o no la experiencia de viajar. Además, por tradición, cuando te casas y tienes hijos parece que tenemos que tener una vida más estable, más calmada...
Tú viajas muy a menudo con tus pequeñas, ¿qué consejos darías a las familias para que bajen un poco el listón y se atrevan a salir más sin tanto estrés y siendo más flexible?
Aparte de ser flexibles, deben tener en cuenta que lo que ven en redes sociales es mentira: no todos los viajes son tan perfectos como se muestran en la pantalla. Ellos solo ven una foto súper bonita y un trocito de vídeo en el que estamos muy alegres y contentos, pero, en realidad, durante el viaje suceden muchas cosas, igual que la vida cotidiana, obstáculos, baches y demás y hay que saber esquivarlos. Estando de viaje no hay nada perfecto. Esa es una de las principales claves y consejos.
¿Qué porcentaje de éxito de un viaje tiene la logística? Hay muchos progenitores, sobre todo madres, que se agobian mucho al preparar maletas para que no les falte de nada. ¡Se quieren llevar casi la casa entera!
No sé si soy la persona indicada para hablar de logística porque yo llevo lo justo y muchas veces hasta incluso me regaña mi madre diciéndome '¿pero sólo te llevas eso para las niñas?'. Le hago entender que a los sitios donde vamos hay farmacias, tiendas, hospitales... Siempre intentamos viajar con lo imprescindible porque si no, al final, te cargas de maletas. Si podemos ir con mochila, mejor, porque es más cómodo y no hay que facturar tanta maleta. ¡Pero eso ya es todo un reto!
Antes del viaje es recomendable hacer una lista de lo necesario porque eso te hace sentirte más segura porque te garantiza que te vas a llevar todo. La lista es perfecta. Yo también la hago.
¿Cuáles son los principales miedos de los padres al viajar con un bebé?
El primero es pensar que se puede poner malo. Las familias saben cómo desenvolverse en su lugar de residencia, dónde está el hospital. Si te vas al extranjero, te tienes que enfrentar quizás al idioma, lo que puede ser un poco estresante. A nosotros se nos ha dado el caso, pero lo cierto es que hay buenos profesionales en todos los lados. Lo interesante para los que tengan más miedo por el tema de la salud es hacerse un listado previo de los hospitales del destino al que van a ir. Si van con la tarjeta sanitaria europea, están cubiertos en nuestro continente. Y, si salen fuera, es importante contratar un buen seguro médico para viajar más tranquilos.
¿Qué ocurre con los horarios de sueño, comidas, baños de los niños pequeños...? ¿Es mejor mantenerlos o podemos ser un poco más flexibles?
Mi marido y yo no es que sigamos un esquema rígido, porque es verdad que los cuatro nos amoldamos a la situación, pero sí que no nos salimos mucho de los horarios. Eso no significa que algún día muy puntual, por ejemplo, se nos haya hecho tarde por alguna actividad y comamos después de la hora habitual. Pero es algo muy anecdótico porque sí que solemos respetar un poco esos horarios de las niñas, básicamente porque necesitan mantener sus ritmo de colegio y demás. Lo ideal es buscar un equilibrio. En nuestro caso, las niñas se adaptan muy bien y, además, desde muy pequeñas les gusta caminar por lo que han usado poco el cochecito.
Si acabamos tarde una actividad, vamos a comer a una cafetería tranquilamente o a un parque, donde descansan o hacemos una actividad un poco más tranquila o, si nos hemos levantado muy pronto, nos vamos al alojamiento un ratito.
Es importante que los padres tengan en cuenta las edades y gustos de los hijos a la hora de planificar actividades en otros destinos, ¿verdad?
Efectivamente, al viajar en familia no se puede planificar pensado sólo en los adultos; es decir, en ver todas las catedrales, museos... Hay que tener momentos para que los pequeños se expandan, se relajen y disfruten. Si los padres quieren hacer un viaje más destinado a ellos, les aconsejo que organicen, aunque sea un día o dos, ciertas actividades para que los pequeños puedan realizarlas mientras los adultos están haciendo ese itinerario deseado. No hay que ser egoístas porque entonces los peques no se van a adaptar a nosotros si todo lo enfocamos a actividades para mayores.
¿Qué es más difícil: viajar con niños pequeños o con adolescentes?
Quizás cuando son pequeños se adaptan más fácilmente y son más flexibles. Se les puede manejar mejor. Se les puede plantear, por ejemplo, «¿Qué os parece si hacemos esta actividad, que ya la hemos reservado, y luego vamos a este otro sitio que es súper divertido?». Siempre aceptan porque piensan 'voy a hacer esto que dicen mis padres porque luego me espera un estupendo plan'.
Sin embargo, con los adolescentes ya es un poco más complicado porque eso no les vale. En su pensamiento está el «eres muy pesadita, mamá». Yo aconsejo que intentemos que ellos participen un poco más a la hora de organizar el viaje. Por ejemplo, que opinen sobre el itinerario, lo que les gustaría hacer y ver allí, e, incluso, decidir conjuntamente el destino.
De todas formas, he visto varias encuestas que apuntan que los padres eligen destinos para ir de vacaciones también preguntando primero a los hijos, porque cuando ellos están felices, los progenitores también descansan y disfrutan. ¿Es eso fundamental en unas vacaciones?
Cada vez los hijos influyen más en las decisiones de los padres. Bueno, también es verdad que esa decisión está un poquito consentida en función de lo que quieren la mayoría de los padres... Algunos eligen lugares donde tengan todo tipo de actividades dirigidas para los críos, mientras que los progenitores se dedican a descansar o a hacer otras cosas. A ver, en algún momento, pues está muy guay. Una escapadita así está muy bien porque todos disfrutan, pero no se crea ese vínculo familiar porque están haciendo las cosas por separado. No se refuerza esa unión. No hay mucha comunicación porque cada uno va a lo suyo.
¿Cuál es, entonces, el valor adicional de viajar juntos en familia?, ¿qué aporta además de momentos de ocio y descanso?
Pues te voy a dar un ejemplo. Una escapada a París. Mis hijas no se acordaban de haber entrado en el museo del Louvre ni nada de eso por ser pequeñas. Pero sí que nos dijeron una vez: «¿Os acordáis cuando fuimos a París que todas las noches veíamos cómo se iluminaba la Torre Eiffel y nos comíamos abajo un postrecito?». Recuerdan momentos especiales para ellos. Son experiencias que vivimos juntos y se quedan ahí, en su memoria.
Cuando se programan actividades conjuntas se favorece mucho la comunicación. Ese vínculo es muy fuerte y cuando llegan a etapas mayores —adolescencia, de adulto—... cuentan mucho más con los padres porque se ha creado una mayor confianza y es más fácil que te cuenten problemas, no tienen ese miedo al «como se lo cuente me va a crujir».
En los viajes también suceden a veces situaciones inesperadas que hay que solucionar en las que todos pueden participar, ¿no?
Sobre todo cuando los hijos son un poquito más mayores. En nuestra familia yo soy la que mete la pata siempre y mi marido e hijas están ahí, al pie del cañón. Aunque las personas que viajamos más parece que somos más profesionales en visitar destinos, pues también nos equivocamos.
Ahora que estamos a las puertas del verano, ¿qué destinos recomiendas según edades?
Bueno, cuando son pequeñitos están muy bien las escapadas a la naturaleza. Suiza es un país tremendo para visitar con niños pequeños porque el contacto con la naturaleza y todas las actividades que hay al aire libre para hacer en familia son magníficas y es un destino muy bonito. Cuando son más mayores en la pre adolescencia... les gustan otras cosas. Por ejemplo, el hotel resort porque no salen, tienen millones de actividades ajustadas a su edad y es más sencillo que se formen grupitos de amigos. Si van a la playa o a la montaña también suele gustarles un descenso por un río, un paseo en kayak... y por la tarde se puede subir con los padres a una azotea a tomarse algo que es como más mayor se sienten...
Cuando uno regresa a casa, además de la ropa sucia en la maleta, ¿qué te traes también?
Quedan sentimentalmente muchas cosas. Y, sobre todo, en nuestro caso solemos hacer un cuadernito de viaje con nuestras hijas. Van pegando cosas, dibujan durante el trayecto sobre algunos momentos puntuales de lo que ha sucedido en el día... La mayor, como ya sabe escribir, pues también redacta lo que hemos hecho durante el día. Quedan recuerdos muy bonitos.
En el libro, además, explicas y das consejos sobre cómo viajar durante el embarazo, porque eso también a veces supone un límite para muchas parejas, ¿no?
Es importante tener en cuenta muchos detalles como, por ejemplo, que en el primer trimestre de embarazo hay que viajar con precaución o, mejor, no hacerlo por el riesgo que hay de aborto; que en el segundo es el mejor para desplazarse a otros destino, mientras que en el tercer trimestre de gestación es mejor no hacer viajes y que, incluso, hay aerolíneas que piden permisos cuando una mujer está muy avanzada en el embarazo.
Antes de partir hay que consultar con nuestro médico, que conoce muy bien cada caso, sabe cómo estás y puede asesorar mejor sobre dónde puedes ir, si puedes montar en avión y demás. No todos los embarazos son iguales, con lo cual no hay una línea general para todas.
En el segundo trimestre yo he hecho muchos viajes embarazada. La verdad es que me encontraba muy bien. En el tercero ya opté por escapadas más en coche porque no había necesidad de arriesgar si se anticipaba el parto. Lo ideal es viajar siempre con tranquilidad y hay muchos destinos, como puede ser un pueblito de al lado de tu misma comunidad.
En tus páginas comentas que, incluso, al quedarte embarazada tuviste que dejar de trabajar como azafata de tren.
Exactamente, desde el minuto uno dejamos de trabajar para evitar riesgos de trabajar con un alto voltaje encima y por el movimiento del tren en los trayectos.
¿Crees que falta todavía en el sector turístico necesidad de diseñar nuevos servicios para que las familias puedan viajar mucho más cómodas, o está ya todo inventado?
No todos los países están bien adaptados para que las familias viajen con comodidad. Los precios también ponen una barrera importante. Nosotros somos cuatro, lo que supone un incremento económico bastante importante. Por tanto, cuando las familias tienen más hijos tienen que plantearse ver destinos diferentes para elegir aquel que se ajuste mejor a su presupuesto. Todo depende de la economía de cada casa.
Respecto a las actividades, hay muchos hoteles que ya tienen destinados programas muy completos para los más pequeños y para los mayores. Muchos complejos que son 'only adults' están incluyendo también una zona en la que pueden ir con familias, manteniendo espacios divididos para unos y otros.
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¿Y viajar con los abuelos?
Pues la verdad es que nosotros hemos viajado con nuestros padres y nos ha gustado mucho. Sí, hay también un servicio adecuado para ellos. Cuando se viaja en familia hay que equilibrar un poquito más la balanza porque el ritmo no puede ser tan alto porque ellos ya no caminan tan rápido, se cansan más..., pero es muy positivo porque, de este modo, los niños tienen otro vínculo diferente con los abuelos, lo que a mí me parece muy bonito y especial.
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