el contrapunto
Teatrillo del Gobierno mientras nos atraca
No hay dinero para salvar vidas de niños enfermos , pero sobra para mantener a Sánchez en La Moncloa
La infiltrada en los Goya
Un Sánchez que tiene vergüenza
Anda el personal estos días ocupado en la falsa polémica del salario mínimo y las retenciones, lo que demuestra, una vez más, la habilidad del sanchismo para crear debates artificiales a fin de distraer nuestra atención de los verdaderos problemas. No me refiero a ... la corrupción rampante en sus filas, que también, sino al atraco que sufrimos los españoles a manos de la Agencia Tributaria desde que Sánchez llegó a La Moncloa. Todos, aunque en especial la clase media.
El caudillo socialista nos ha subido los impuestos noventa tres veces en cinco años. ¡Noventa y tres! A lo largo de ese período la inflación ha experimentado un incremento del 20 por ciento, que se eleva diez puntos más si hablamos de los alimentos. Un aumento muy superior al registrado por los salarios (excepción hecha de los pensionistas), algunos de los cuales incluso han menguado, como les ha ocurrido a no pocos autónomos. En buena lógica 'progresista', esa pérdida de capacidad adquisitiva debería haberse visto compensada por el correspondiente ajuste de la tarifa impositiva, recalculando tramos y porcentajes en aras a conseguir que todos paguemos al fisco en proporción a nuestros ingresos reales. Pero la lógica del presidente es otra. Él se considera más capacitado que nadie para administrar nuestra riqueza, o en muchos casos nuestra miseria, motivo por el cual ha tenido buen cuidado en no deflactar la tabla empleada para el saqueo y así quedarse con una porción cada vez mayor del pastel, que emplea sin pudor alguno en comprar votos y apoyos parlamentarios.
Aquí no tributamos, padecemos una exacción inicua que nos sitúa a la cabeza de Europa en presión fiscal. Hacienda se adueña impunemente del fruto de nuestro trabajo y ay de aquel que proteste. Habrá de poner los billetes por delante, gastarse una fortuna en abogados y sufrir un proceso inquisitorial. Se nos repite machaconamente que esa contribución forzosa es indispensable para financiar los servicios públicos, pero es otra de las mentira que caracterizan a Pedro. Sirvan de prueba estos ejemplos: Este mes de enero el Ministerio de Sanidad rechazó costear un medicamento esencial en el tratamiento del cáncer más habitual en los niños, alegando la necesidad de contener el gasto. Los enfermos de ELA siguen esperando las ayudas comprometidas por ley, porque el Gobierno no afloja los trescientos millones asignados a garantizarles los cuidados que precisan. Tampoco hay fondos para invertir en Defensa. ¿Dónde van nuestros impuestos? Cincuenta y nueve millones anuales a pagar asesores gubernamentales. Quinientos treinta a sostener esa máquina propagandística que es RTVE. Cerca de cuatro al servicio de traducción simultánea del Congreso, cantidad que podría elevarse pronto exponencialmente, toda vez que España ha ofrecido hacerse cargo de todo el coste inherente a convertir el catalán en lengua oficial en la UE. No hay dinero para salvar vidas, pero sobra para mantener a Sánchez.
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