Perdigones de plata
Dale tiempo
Esto de regalar tiempo al que no lo sabe emplear se me antoja peligrosísimo, incluso muy lesivo para la salud mental
El desprecio
Funerales
Días después y sigo cavilando acerca del lema del último Primero de Mayo, fiesta en trance menguante con la consiguiente merma en la facturación de las marisquerías. Para vindicar la inminente reducción de la jornada laboral, se leía en las pancartas de propaganda financiadas ... por nuestros mágicos impuestos lo de «dale tiempo a la vida». Suena bonita y lucidora, la frase. Pero me temo que, según mis observaciones de cercanía ciertamente mamarrachas, quizá si a algunos les ofrecemos demasiado tiempo libre, se nos amustian, se nos aturullan, se nos despistan y se nos deslizan hacia las fauces de la depresión. Por desgracia, demasiada gente, hoy, ignora el placer del aburrimiento. Es una lástima, pero es así.
Algunos jubilados, en cuanto finalizan su vida laboral, zas, ante el desierto fallecen de la pura tristeza. El tiempo libre, para ellos, no es sino tenebroso abismo plagado de feroz hastío. Aunque las suelo evitar por su nula conversación y la nada que aportan, conozco bastantes personas que preferirían descargar durante todo el día sacos de grava de un camión antes que leer. Tampoco les entretienen los productos audiovisuales y cualquier género musical les entra por un tímpano y les sale por el otro sin que se inmute su sensibilidad. Y si les colocamos delante de una obra de arte, igual vomitan sobre nuestros zapatos. Viven como amebas y así son felices, lo cual no me disgusta porque allá cada cual. Pero claro, ¿y qué hacen estas personas si les ofrecen tiempo? A lo mejor, en una especie de chispazo a medio camino entre la epifanía y la iluminación, reflexionan un poquito y, entonces, descubren el atroz vacío de sus existencias, lo cual, de nuevo, les conduce al estado de vegetal mustio propenso a la depresión. Esto de regalar tiempo al que no lo sabe emplear se me antoja peligrosísimo, incluso muy lesivo para la salud mental. Los aficionados a Buñuel sabemos que, a veces, pretender hacer el bien a lo Viridiana sólo provoca catástrofes. Así pues, cuidadín con darle tiempo a la vida que igual la acortamos.
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