PRETÉRITO IMPERFECTO
Cajasur, 30 años de Córdoba
Aquella Córdoba era una cadena de favores y redes tejidas y tupidas en forma de pirámide que acababa siempre en el mismo punto y contradicción
Desde aquella foto de Alfonso Castilla y Miguel Castillejo firmando el acta de nacimiento de Cajasur a finales de 1995 -fusión por absorción del decimonónico Monte de Piedad hacia la franquista Caja Provincial-, hasta el último trámite que en los próximos meses ... selle el Ministerio de Economía con otra absorción -la de Kutxabank a la ficha de Banco Cajasur- habrán transcurrido treinta años de una singular historia financiera, sociológica, costumbrista y cordobesa. La 'caja de los curas', como siempre fue conocida, el omnímodo poder purpurado de don Miguel, el ansia socialista por la 'caja única' y la rebelión cordobesa de los canónigos a lo Tarantino. La protesta de Medina Perales en el bulevar, la dieta asamblearia que engordaba a tirios y troyanos dejando la ideología y el anticlericalismo en la puerta. Las peleas hasta en el Tribunal Constitucional y las rotativas; el nerviosismo de Magdalena Álvarez y los vericuetos de Rodrigo Rato. El garaje de Ronda de los Tejares con el coche oficial de Gaspar Zarrias. Juan Palma. El cigarrillo de Salvador Blanco y Juan Ojeda en los escalones que pisaron los hombres del FROB. La Obra Social y Cultural que regaba la plaza como nadie, el ladrillo expansivo, el olimpo promotor cordobés, la 'pinza' poderosa entre el comunismo folclórico municipal y el humanismo financiero de aquella Caja con la 'sagrada familia' en nómina.... El pacto de Santa Lucía entre Griñán y monseñor Asenjo y el adiós del prelado del Papa al crudo olvido de la plaza de las Doblas.
La entidad con la mayor fidelidad de su territorio en España, desde los abuelos y sus cartillas hasta el último agricultor o hijo de vecino. Las camisetas del Córdoba CF, gorrillas y mandiles en los peroles. No se lo creía Mario Fernández, el gran jefe de la BBK, cuando aquel verano de 2010 cogía una caja en la UVI a la que ni Braulio Medel (ni nunca el PSOE) le pudo hincar el diente tras el martirologio 'in extremis' de Santiago Gómez. En verdad, siempre hubo algo de fervor religioso hacia ella.
Aquella Córdoba era una cadena de favores y redes tejidas y tupidas en forma de pirámide que acababa siempre en el mismo punto y contradicción. La urbe crecía a su manera, con un músculo financiero detrás que se acabó perdiendo en el culturismo y la burbuja inmobiliaria. Quiso ser demasiado grande, pero nunca perdió la estima local, poco acostumbrada a grandeza y ambición.
Fenecido el sistema de cajas por la crisis financiera, la 'k' vasca replegó la vivaz presencia social de sus antecesores sin renunciar a la versallesca influencia mientras saneaba de puertas para dentro la nueva 'kajasur' e implantaba una operativa eficiente. Alumbrando el nacimiento de la Kutxabank que ahora, hechos los deberes, engulle el experimento cordobés para alimentar su estrategia en una Andalucía que no pasa desapercibida. Y cierra 30 años de Córdoba, que no fueron cualquier cosa.
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