«Enfermo», «degenerado» o «vicioso»: los ataques al bailaor granadino Manuel Liñán por actuar con bata de cola
El artista, Premio Nacional de Danza, lamenta los «mensajes homófobos» vertidos en las redes tras su actuación en el Festival de la Guitarra de Madrid
Recibe el apoyo de aficionados y también de la consejera de Cultura de la Junta, Patricia Pozo: «El flamenco es un arte libre y valiente y la mejor escuela de tolerancia»
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«Enfermo», «vicioso» y «degenerado». Con estos y otros adjetivos denigrantes ha sido calificado el bailaor y coreógrafo granadino Manuel Liñán. ¿Su delito?: actuar con bata de cola y mantón en el Festival de la Guitarra de Madrid. Los insultos, que el artista ha calificado de «homófobos», se han extendido por las redes después de que se hiciera viral un vídeo de su actuación, que tuvo lugar el sábado 26 de abril.
Hay gente que, amparada por el anonimato de las redes, se ha ensañado. Personas que no han tenido en cuenta la trayectoria de este artista de 45 años, Premio Nacional de Danza y Premio Max, entre otras muchas cosas. Les ha bastado con ver un vídeo de un minuto, ni siquiera una actuación completa, para decidir que es «un horror ver a este maromo de esa guisa».
Está claro que son opiniones particulares. Como se suele decir, para hacer una pintada sólo se necesita una persona; y para portar una pancarta, dos. Pero esos mensajes, aunque no representen el sentir mayoritario, hacen mucho daño. En este caso no sólo a Manuel Liñán sino a seguidores e instituciones que no han dudado en respaldarle.
La consejera de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, ha mostrado este miércoles 30 de abril «todo su apoyo» al bailaor y, a través de su cuenta de X, ha dicho que «el flamenco es un arte libre, plural y valiente. También la mejor escuela de tolerancia».
El vídeo ha sido borrado, pero no la solidaridad de compañeros, aficionados y seguidores quienes reconocen su trayectoria y su arte frente a «cazurros y estrechos de mente«. También lo han expresado a través de las redes sociales, que como se ve, también sirven para contraatacar.
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