Vivimos como suizos
Déjate envolver
Se alerta del conformismo como defecto, como sumisión a la tiranía; en Japón es sabiduría
A cuatro patas
Pobre Joan Crawford
Quizás el caos español recuerde a 'Aterriza como puedas', pero también a Hitchcock. A dos películas que nada tienen que ver una con la otra: 'Sabotaje' (1942) y 'Extraños en un tren' (1951). Es verdad que ahora nadie te pide matar a su madre, pero ... qué de tiempo pasamos con extraños en un tren. Ahora lo interesante es saber con qué famoso te puede tocar, si con María del Monte o con Los Morancos. Óscar Puente empezó y continuó hablando de sabotaje en el descalabro que se produjo el domingo en la red ferroviaria. Lo que dice el DRAE: «Daño o deterioro que se hace en instalaciones, productos, etc., como procedimiento de lucha contra los patronos, contra el Estado o contra las fuerzas de ocupación en conflictos sociales o políticos». Puente insistía en el acto deliberado. «Si es un robo, estamos hablando de 1.000 euros como mucho». Como si ya no existiera el caco del '13 Rue del Percebe'. E hizo hincapié en que los autores tenían «medios para cortar el cable» e «información». En todo caso admitió el «caos tremendo»: un Iryo (malditos operadores privados) se enganchó con la catenaria. De las palabras que estamos aprendiendo estos días tras el apagón, catenaria no es una de ellas porque la tenemos muy presente desde los tiempos de Magdalena Álvarez. Cuando siendo ministra de Fomento dijo de Esperanza Aguirre (por ser elementos de la Comunidad de Madrid) que en los únicos sitios de la estación intermodal de la T4 donde podía haber estado (por la inauguración) era o «tumbada en la vía o colgada de la catenaria». Y colgados de la catenaria (no digo muertos) me gustaría ver a los que se llevan el cobre, sean saboteadores o chorizos. Menosprecia Puente la pobreza. A él le extrañan los 1.000 euros. A mí me extraña también lo que cobran las mujeres que se prestan a ser vientres del alquiler. Que es otra de las cosas que debería dar vergüenza a los que mantienen el negocio de compraventa.
Entrevisté al Juli cuando su hermano publicó 'El Juli sin comillas'. Y hablamos del miedo. Del miedo en la plaza y del miedo por el grave accidente de coche que había tenido. Me dijo que cuando subía a un coche no pensaba que fuera a morir. Ahora empezamos a coger un tren, medio de transporte que ya se había hecho antipático hace tiempo, pensando que podemos quedarnos en medio de la nada muchas horas, sin luz, sin aire acondicionado, sin bocadillos, sin agua, sin que el baño funcione. Habrá quien piense que puede descarrilar, pero convengamos en que lo otro ya empieza a ser más común, posible y probable.
El lunes y el domingo se destacó el civismo. Que no nos prueben con incidentes que duren más. Hay quien alerta del conformismo como defecto, como si fuera sumisión a la tiranía. Esa sumisión que en Japón es sabiduría, como dice su proverbio «déjate envolver por lo que es largo». Estamos envueltos. Solo nos falta el lazo.
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